martes, 26 de agosto de 2014

Capítulo treinta: "Weightless".




-¿Podés hablarme con un poco más de claridad? Venís a mi casa, me arrancás a gritar por Dios sabe qué… Para empezar me bajás un cambio. –Ahora la que se estaba enojando era yo.
-¿Ves? De esto hablo. Todo tiene que ser a tu manera. Me mandás como si fuera tu puto perro. Cuando se te da la gana estamos juntos, cuando no te pinta me mandás a la mierda, y después sos vos la que decidís cuando volvemos… Soy tu títere. Literalmente. Y no me va más. No me podés tirar y pretender que yo siempre vuelva como si fuera un maldito boomerang. Esta vez soy yo el que se cansó. Y si se me pasa por el forro de las pelotas volver, te lo hago saber.

Y dicho esto se fue de la casa dando un portazo. Okey. No me esperaba esto. ¿Qué mierda acaba de pasar?

La única explicación potable es que Louis se volvió completamente loco. Yo no soy así, ¿verdad? No es como si toda esta relación girara en torno a mí. Eso no es cierto. Y, Dios mío, Louis es todo un Dramma Queen. Me plantó terrible escena sin argumento alguno y se fue. ¿Quién se cree que es? Él tuvo suerte de siquiera haber tenido la oportunidad de estar conmigo.

Pensándolo bien… ¿Para qué le sigo dando vueltas al asunto? Hay suficientes cosas dando vuelta en mi cabeza como para agregar otra innecesaria. ¿Terminar las cosas con Louis no era justo lo que quería? Conseguí mi propósito. Un problema más para tachar de la lista… Pero, ¿por qué siento que Louis no es un problema que me gustaría tachar?

Es por el bien de todos. Las cosas se pudieron haber puesto diez veces peor si esto hubiera continuado. ¿Verdad? Es decir, ¿qué iba a pasar cuando alguno de los dos comenzara a salir con alguien? O, sin llegar tan lejos, simplemente estar con otra persona.

¡¿Pero qué estoy diciendo?! ¡Basta! _______, contrólate. Estoy demasiado ocupada en este momento como para resolver este tema. En este momento, un descanso de Louis me vendría perfecto, aunque sean un par de días, o para siempre.

El timbre volvió a sonar. ¿Louis, de vuelta? Le habrá faltado insultarme un poco más, de seguro. Abrí la puerta, y para mi sorpresa eran todos menos la persona que de verdad esperaba ver. Aunque no quiera admitirlo, una parte de mí si deseaba que él estuviera tras la puerta…

-¡Hola! –Se escuchó varias voces descoordinadas. No es por querer echarlos, pero tal vez lo único que necesito en este momento es estar sola. 

Sin mencionar que mi objetivo de ignorar a Harry durante este tiempo estaba funcionando a la perfección hasta este momento. No puedo echarlo frente a todos sin luego revelar su situación. Y por más enojada que esté, no creo poder hacer algo así. Si no quieren contarlo, por algo debe de ser. Y no soy quien yo como para divulgar su secreto.

-¡Chicos! –Exclamé. Todos pasaron y Harry, quien iba al último, cerró la puerta tras de él.
-Gracias por avisarnos lo de Liam, por cierto. Perra. –Mencionó Micki tirando su abrigo sobre el sillón. Luego me sonrió, por lo que comprobé que solo bromeaba. Decidí no contestar y simplemente sonreírle de vuelta.
-Liam está arriba. De paso díganle que la comida está casi pronta. O que casi empiezo a preparar la comida. Lo que mas les plazca.

Todos asintieron y volví a la cocina. No se ni como puedo seguir parada teniendo en cuenta todo lo que pasó en los últimos cinco días.

Prendí la hornalla y puse el sartén en ella, con un poco de aceite para freír un poco de cebolla, o lo que sea que Liam me haya pedido. Voy a hacer lo más con lo menos, y que se arregle.

Estaba sacando un plato de la alacena cuando alguien entró a la cocina. Lo que me faltaba. ¿¡No pueden darme cinco putos minutos de tranquilidad!?

-Hola. –Dijo Harry, rascándose el cuello con nerviosismo. Aún no me sentía preparada para hablar con él. Ni siquiera había pensado qué iba a hacer con la situacin. ﷽﷽﷽﷽﷽﷽﷽este tiempo estaba fun ¡No pueden darme cinco putos minutos de tranquilidad!? secreto.y durante este tiempo estaba funón. Con todo lo que pasó… Y lo sigo repitiendo, porque parece increíble que en un puto fin de semana mi vida se haya convertido en un capítulo de Pretty Little Liars. -¿Tenés un momento?
-Tengo que terminar la comida. –Lo único que se me ocurría para hacer era retrasar la charla, hasta que pudiera sentarme tranquila a analizar la situación. Seguí cocinando como si él no estuviera ahí, pero su simple presencia me molestaba y me ponía nerviosa a la vez.
-Liam está entretenido con los demás. Además, no creo que por esperar cinco minutos se vaya a morir de hambre.
-No quiero correr el riesgo. –Dije en un susurro, aún sin voltear a verlo. Estaba tan concentrada en su presencia, que agarré el mango de el sartén sin protección en mi mano, logrando que se quemara al instante en el cual lo levanté tres centímetros de la hornalla. -¡Mierda! –Exclamé en un susurro.
-_______, ¿estás bien? –Preguntó Harry, llegando a mi lado. Yo me sostenía la mano, pero aún así ardía cada vez más. Él tomó mi mano y le puso una bolsa de frijoles que sacó del congelador. –Calmate un poco. Estás demasiado alterada.
-No necesito esto ahora, ¿si? Solo… Andate. –Exigí, sintiéndome aliviada por el frío haciendo contacto con mi mano quemada.
-¿Te das cuenta? No podés ni con tu propia vida. Creés que podés manejarlo todo, pero yo se que no.
-Puedo arreglármelas bien yo sola. –Escupí. Estaba frustrada. Eso era lo que sucedía. Desbordaba frustración. Y cuando me frustro, me viene una sensación de impotencia, porque no se como resolver ese problema que me está frustrando. Y entonces termino llorando. Tal vez Harry tenía razón. Tal vez no puedo manejarlo todo por mí misma. Pero eso no quiere decir que justamente lo precise a él para ayudarme, si no puedo ni hablarle en este momento.
-¿Podés solo superarlo y ya?
-¿Por qué todo el mundo insinúa que todo es mi culpa hoy? ¿Eh? Si tan mierda soy no se involucren conmigo, y ya.
-¿Quién insinuó que esto es tu culpa? Porque yo no fui. –Es cierto. Él en ningún momento dio a entender que esto era mi culpa. Ahora mezclé todo con el tema de hace rato…
-Solo… Necesito estar sola.
-¡No! Eso es justamente lo que no tenés que estar. _______, entendelo. Soy tu mejor amigo. Tu hermano acaba de tener un accidente de auto, y tu padre ni se apareció por la casa para ver como estaba. Tu madre le importó poco y nada y te dejó varada cuidando de él. Yo te oculté un secreto, el cual no tuve que haberte ocultado. Y sí, soy un idiota y un tarado…
-Y un hipócrita.
-Y un hipócrita. Y, sumándole a todo eso, está el tema de Louis, que quieras o no, forma parte de tus problemas actuales. Y probablemente un millón de cosas más pasen por tu cabeza en este momento. Y sería el peor mejor amigo del mundo si no estuviera para vos. Porque más que nadie sé por lo que estás pasando. Y podés estar enojada con migo todo lo que quieras, y no te culpo, pero admitámoslo, este no fue de tus mejores fines de semana, y que me necesitás. –Terminó con su discurso. Y si, ponele que tiene razón, pero aún así, está bajo mi control.
-Estás haciendo una avalancha de una bola de nieve. Puede que lo que digas sea cierto, pero le estás metiendo pila de color, y no es nada que yo no pueda manejar. Y no preciso de nadie para “cuidarme” o lo que sea. Y en este momento, estoy enojada contigo, por cualquiera que sea el motivo, y no estoy preparada para hablarlo todavía. –Me defendí.
-Okey. Cuando vos y tu estúpido orgullo estén listos para hablar las cosas, avísame. –Hizo un amague de irse, pero se volvió hacia mí. –Y una cosa más. Puede que yo esté siempre ahí cuando tengas ganas de hablar. Puede que cada vez que me empujes termine volviendo cuando vos lo desees. Pero no todos van a volver. Algunos se van a cansar, y cuando vos quieras volver, ya no van a estar esperándote. Es un consejo. Hacé lo que quieras con él. –Y dicho esto desaparecio por ﷽﷽﷽﷽ desapareci Hacnsar, y cuando vos quieras volver, ya no van a estar esper cuando vos lo desees. Pero no todos van a voó por la puerta de la cocina.

-Narrador omnisciente.-

-¿Estás loco? ¡Quedamos en que ibas a arreglar las cosas con ella! –Gritó en un susurro Anna, luego de escuchar toda la conversación.
-Lo tengo bajo control. Conozco a _______ más de lo que conozco a mi propia madre, y te aseguro que si para mañana no me perdonó, entonces te cedo el caso. –Respondió Harry, dándole una sonrisa tranquilizadora.
-¿Perdonarte? ¿Le tiraste toda la bosta que se te pasó por la cabeza y pretendés que te perdone?
-Anna, dejámelo a mí. Conozco a _______. Es la persona más insegura del mundo. Y la más despistada. Y a veces hay que hacerla entrar en razón por otros métodos. Confiá en mí. –La tomó por los hombros y fue a darle un beso, pero la castaña movió la cabeza. Aún así, Harry no se rindió y le dio un beso en la mejilla. –Todo se va a solucionar en no más de doce horas. Vas a ver.
-Ya se, es solo que… No soporto el hecho de que esté enojada conmigo, considerando que hace un mes nos reencontramos y eso…
-Si te hace sentir mejor, estoy bastante segura de que si tiene que elegir para tirar a uno de los dos desde un precipicio, me elegiría a mí. –Harry la abrazó, y ella le devolvió el abrazo, aunque no quisiera hacerlo.
-No. No lo hace. –Él le besó la cabeza y ambos subieron nuevamente a la habitación de Liam.

Los chicos decidieron quedarse más tiempo del planeado, y se terminaron yendo alrededor de las doce y media. Y con los ocho adolescentes fuera, ya solo quedaban dos. No se habían dado cuenta de la falta que el rudio hacía en la casa. Ahora que pasaban mucho tiempo ahí, se daban cuenta lo vacía que estaba. Por suerte ya el miércoles Liam iba a poder reintegrarse al colegio, aunque sea usando muletas, y ya no tendrían que pasar más tardes encerrados sin poder disfrutar de los últimos días de sol en Londres. Una vez que caiga el invierno, todo se volvía gris. Bueno, más gris de lo usual…

-Narras tu.-

-¿Día duro? –Me preguntó Liam, una vez que ambos estábamos acostados en la cama de él.
-Algo así… -Respondí, apoyando mi cabeza en el hombro de mi mellizo, y mirando un punto fijo en la pantalla de la televisión. Siquiera me había dado cuenta lo que estaban pasando, y no me importaba mucho averiguarlo.
-Yo se que es agotador cuidar de mí todo el tiempo, pero por otro lado, ya me siento mucho mejor. Y apuesto a que mañana ya voy a poder prepararme la comida y eso…
-No, no es eso, Li. Bueno, en parte… Es solo que pasaron muchas cosas en un lapso relativamente corto de tiempo, y ni tuve tiempo de sentarme a asimilar una, que ya estaba pasando la siguiente. No estoy tan agotada físicamente, sino más bien mentalmente… No se si me entendés. –Largué un suspiro. No quería ir al colegio mañana, pero ya vengo faltando mucho, y lo último que quiero es repetir el año por faltas. Liam es quien tiene justificativo por enfermedad. Yo tengo una lista de inasistencias bastante amplia.
-¿Se puede saber que son esas cosas? –Preguntó pasando su brazo por mis hombros. Los momentos a solas con Liam es definitivamente algo que voy a extrañar una vez que se case y se mude de la casa. Tal vez venga a visitarme a casa… Bueno, a la casa de mis padres.
-Nada de que preocuparte… Solo un par de peleas con Harry.
-¿Qué te dijo esta vez? –Eso me hizo pensar que las peleas con Harry se estaban volviendo más frecuentes de lo que pensaba, y no me agradó para nada la idea.
-Nada… Solo que… ¿Viste cuando alguien te dice la verdad, pero no querés escucharla? –Esperé a que contestara pero no hubo respuesta de su parte, solo sus grandes ojos café observándome fijamente e invitándome a continuar. –Dijo un par de cosas que simplemente no quería asumir aún… Que simplemente estaba bloqueando de mi mente hasta que las cosas mejoraran.
-¿Cosas como qué? –Preguntó. ¿Cómo es que siempre que duermo con Liam termino en una confesión y llorando. O sea, no estoy llorando, pero no dudo que así vaya a terminar… Solo confiemos porque sea una mala semana, y no un mal año.
-Cosas como el hecho de que papá no vino a verte… -Lo escuché suspirar. Así que él también lo había notado… Claro, como para no hacerlo.
-Si llamó. Una vez. –No había forma de excusarlo esta vez. Su hijo había tenido un accidente y no se había dignado a aparecer. –Dijo que las cosas estaban complicadas en Seattle, y que no iba a poder volver, debido al gran monto de trabajo que se le venía encima. Y luego cortó la llamada.
-Típico… Como sea, no estoy de ánimos para discutir sobre esto ahora. ¿Lo dejamos para mañana? Estoy cansada.

Y verdaderamente lo estaba. Estaba exhausta. Pero aún así, no parecía poder conciliar el sueño. Traté cambiar de posición, destaparme, taparme de nuevo, abrí la ventana, vi un poco de televisión… Nada parecía funcionar.  No podía sacarme de la cabeza todo el tema de mi padre.

¿Cómo es humanamente posible abandonar a tus hijos en un momento así? Y hablo por ambos padres en este caso, no solo por papá. Aunque al menos mamá se tomó la molestia de fingir regañarlo una vez… Papá prefiere su trabajo antes que a sus hijos. Y no es solo un momento así, es en todos los momentos importantes o decisivos de nuestras vidas. Se perdió mi primer gran recital de ballet a los nueve. Recuerdo lo emocionada que estaba por ese recital. Me habían dado el papel principal, y había practicado montones. Aún así, al ver entre el público, no lo encontré por ningún lado. A los once se perdió nuestra fiesta de cumpleaños. No asistió a ninguna reunión de padres desde que tengo ocho años. Se perdió mi graduación de la primaria, y no dudo que se pierda la de secundaria. Y quién dice, capaz que hasta se pierde mi boda porque justo ese día tenía extra papeleo para hacer.

Y por más que trate de reprimir esto lo más que puedo, a veces simplemente me supera. Hasta me hace considerar el hecho de tener hijos. Al menos estoy segura de que los voy a tener al borde de la menopausia, cosa de que ya esté a punto de retirarme de lo que sea que trabaje, y pueda dedicarme a ellos. Y no despreciarlos como hace él.

De repente me sentí sola, necesitada. Harry tenía razón. Hay más cosas ocurriendo de las que pensé que estaban pasando. Cosas que bloqueé, o que no ví, y que ahora caen arriba mío en forma de avalancha. No puedo soportarlo sola. Al menos sin la ayuda de mis amigos. Otra razón para ir a la escuela mañana, tal vez estar con ellos ayude a poner mi mente en otro lado que en mi vida desastrosa. Aún así había una última cosa que debía de hacer antes.

Sin siquiera vestirme, salí de la casa, inmediatamente arrepintiéndome de no haberme calzado, y corrí a la de los Styles, que por suerte quedaba a menos de cinco pasos de distancia. Suerte que tenía una llave extra en caso de emergencias, o no creo que nadie me vaya a abrir a esta hora…

-¿Estás despierto? –Le pregunté a mi mejor amigo, mientras lo sacudía levemente.
-¿Por qué debería? Son las tres y media de la mañana… -Respondió con voz ronca sin despertarse por completo.
-Perdón, es que precisaba hablar contigo. –Dije avergonzada. Como podrán notar a esta altura, era demasiado testaruda y orgullosa, y esos momentos me costaban horrores.
-Está bien. –Me aseguró sentándose levemente contra el respaldo de la cama.
-Lo que vine a decirte es que… Lo siento. No tuve que haberte tratado así antes. Y todo lo que dijiste era verdad. Y, no estoy diciendo que no pueda manejarlo sola, porque claramente puedo, pero sería mucho más fácil sabiendo que no estoy peleada contigo. Es muy probable que haya sobreactuado con el tema, y no tuve que haberlo hecho, y te pude haber perdonado mucho antes, de no ser porque estaba lidiando con un millón de cosas más y no había tenido tiempo de considerar cuantos días iba a ignorarte como castigo… Como sea, el punto es que lo siento. –Él se levantó levemente y me abrazó. Luego de varios segundos en la misma posición, lentamente caímos quedando acostados, pero sin romper el abrazo.
-No, yo lo lamento. Tuve que haberte contado todo el tema antes. –No proteste en contra de eso. Tenía toda la razón del mundo. Pero aún así, yo también había estado mal.

Nos quedamos un par de segundos en silencio hasta que yo volví a hablar.

-Tenías razón sobre él… -Dije con un hijo de voz. Ya sabía lo que se venía ahora, y nadie mejor que Harry para sostenerme en este momento.
-¿Sobre quien? –Al parecer el sueño lo había hecho más retrasado… O así era como Harry era normalmente.
-Mi padre. –Y apenas pronuncié eso, la primera lágrima se escapó de mi mejilla, dando paso a una cascada que estaba ansiosa por salir desde hace ya un par de días. –No se preocupó por Liam. Lo llamó una vez, pero fue a duras penas. Y no va a venir sino hasta dentro de una semana. Ni siquiera pudo dejar su maldito trabajo por la salud de su propio hijo. –Traté de respirar hondo para parar las lágrimas que salían sin cesar de mis ojos, pero se me hacía imposible. Tenía tanta adrenalina, tanta tristeza, tantas ganas de golpear a mi padre con una bola de boliche…
-Shh. –Me tranquilizó mientras me acariciaba el cabello. No servía de mucho considerando mi estado, pero apreciaba el gesto. –Al menos sabés que nos tenés a todos nosotros. Y si, nuestros padres son una mierda, pero creo que hay una razón por la cual terminamos todos juntos, y es esa. Para poder superar nuestras vidas, todos los altibajos que pasan diariamente. Hoy sos vos, mañana es Niall, pasado es Zayn, y traspasado es Anna. Pero nosotros sabemos que siempre nos vamos a tener el uno al otro para ayudarnos a pasar por este tipo de situaciones. Todos. Y en tu caso, inclusive Louis. Y se que harías lo mismo por él si se planteara la situación. Porque por más que se odien, somos todos familia. En algunos casos, la única que tenemos. Y, hablo por lo menos por mí, al decir que me vas a tener para toda la vida de clavo.

No sabía que decir. Simplemente me quedé abrazada a él, llorando como una nena de cuatro años, hasta que la cama se hundió nuevamente, y sentí como me abrazaban de otro lado también.

-Y a mí también. No se te va a hacer tan fácil deshacerte de mi. –Mencionó Alison.
-Gracias. Por todo. –Fue lo único que pude mencionar entre sollozos, y ellos dos solo me abrazaron más fuerte.

Tal vez Harry tenía razón. No me tocaron los mejores padres del mundo, pero tengo los mejores amigos que pude haber deseado jamás. Y eso recompensa la falta de padres. Y la verdad, lo prefiero así. Tengo nueve personas que se que nunca me van a fallar, y que están casi tan arruinadas como yo.

….

Finalmente las cosas comenzaban a de a poco volver a la normalidad. Liam hoy fue al colegio. Había arreglado las cosas con Harry, y con Anna, con la cual no estaba enojada, aunque ella pensó que sí. Como sea, todo arreglado, todo vuelve a la normalidad, todos felices.

Finalmente tenía un minuto de tranquilidad para tirarme en mi cama a hacer los deberes y escuchar algo de música. Creo que no había hecho deberes desde que empezó el año… Y eso no era lo mejor si quería al menos graduarme.

Y tal vez tenía razón. Este solo no es mi fin de semana. Pero te aseguro que va a ser mi año. Solo tengo que pensar positivamente. Y claro que van a pasar un millón de cosas malas, probablemente no solo a mí, sino que a todos, y solamente tenemos que vivir de los momentos buenos entre ellos, y dejar el negativismo. Bueno, me puse cursi de más…

-¿Se puede? –Escuché como lentamente abrían la puerta y Micki asomaba la cabeza por la misma.
-Obvio, pasá. –Cerré mi libro de álgebra y miré como la rubia cerraba la puerta y se sentaba en mi silla de escritorio. Suerte que vino, esto de la vida normal, y de hacer deberes, ya me estaba agobiando.
-Solo vine a ver como estabas, y eso… -Me dijo con una sonrisa. Quien nos mire de afuera nos podra ﷽﷽﷽﷽﷽﷽﷽﷽mire de afuera nos podreso...entaba en mi silla de escritorio. Suerte que vino, esto de la vida normal, y de hacer debá ver como que somos un completo desastre. Pero no es así.
-Mejor, cielo. –Respondí con una sonrisa plasmada en el rostro. No se ni siquiera por qué estaba tan feliz ese día en particular. Tal vez porque habían pasado dos días completos sin dramas en mi vida. Eso es espectacular.
-Uh, alguien está de buen humor… -Eso solo me hizo sonreír más.
-Y, ¿qué cuentas, rubia? –Pregunté, más feliz de lo usual…
-Bueno… -Y aquí la verdadera razón por la que vino… No importa. Como dije antes, ellos estuvieron para mí, y yo voy a estar para ellos. Estoy motivada a ser una buena amiga, y todo. –Es sobre Dean.
-¿Qué con Dean? Pensé que lo suyo iba bastante bien… -O eso es lo que me llegó. Micki no suele hablar mucho de ellos. Nunca le gusto compartir sus sentimientos, y esas cosas.
-Demasiado bien. Y ese es el problema. No me gusta donde las cosas están yendo… -Largó un suspiro de exasperación. –No se que mierda me pasa. Él es tierno, considerado, me respeta, y está increíblemente bueno. Pero simplemente… No me cierra.
-Aw, cariño. Nada malo te pasa. Solo estás siendo vos, en tu hábitat natural. Obviamente, y conociéndote, se qué no te gustan los compromisos, y simplemente como ves que las cosas se están volviendo serias, te asustás.
-Si. Puede ser… Pero, es que no se que hacer…
-Ojalá pudiera ayudarte… Pero soy la persona menos indicada para hablar de compromiso. Una vez estuve de novia con Harry, y me asusté tanto de esa relación que a los dos días lo cagué con otra persona. Lo cual me haría sentir culpable si él no hubiera hecho lo mismo. La peor semana. –Micki rió. –Pero, mi punto era que yo soy como vos. Me asustan las relaciones. Pero, nunca me tocó ningún Dean. Siempre me tocaron… ¿Cómo decirlo de la manera más decente? Guarros. Si, eso parece lógico. –Micaella volvió a reír. –Si me hubiera tocado un Dean, tal vez lo hubiera considerado. Mira, querés mi consejo, probá. No podés estar perdiendo mucho. Y cualquier cosa, siempre puedo meter un par de pastillas en su mochila y hacer que lo expulsen.
-Okey. –Aceptó al fin. –Lo voy a pensar. Y a recolectar más opiniones. Aunque si vos, la reina del touch and go me dice que debería sentar cabeza por un chico, creo que no necesito nada más.
-No te hagas ilusiones, solo quiero tener más para mí. –Esta vez las dos reímos en conjunto.

Seguimos boludeando por un rato más, hasta que terminamos llamando a las chicas para que vengan a acompañarnos. Había ganas de una pijamada. Había que celebrar. No se qué. Simplemente había que celebrar. Siempre es buen momento para celebrar.

Claro que la noticia de que los Payne hacían pijamada se divulgó de la manera errónea, y terminamos diez monos en una pijamada que suponía ser solo de chicas. Pero, ya qué… Ya me acostumbré a tener que bancarlos en todo momento. Y como estaba de un increíble buen humor, simplemente lo dejé pasar.

Tuvimos un muy buen tiempo juntos, incluso aunque Louis y yo no nos estuviéramos hablando últimamente. Siempre se nos dio bien actuar frente a los demás. Además nos peleamos todo el tiempo, así que no es tan difícil ocultarlo. Pedimos unas pizzas, miramos una película, y nos fuimos a acostar. Mañana teníamos que ir al colegio, e íbamos a jugar a ser responsables por un día…

….

Nuevamente estaba teniendo dificultades para dormir. No se por qué, pero últimamente se está volviendo un hábito. Tal vez todo no esté tan bien como me gusta alardear. Pero, está mejor. Miré a mi costado, donde Angie dormía plácidamente. Me senté en la cama. Todas dormían. ¿No les llega esa impotencia de tener que hacer algo o van a morir? ¿No? ¿Solo a mí? Puede tener que ver con el hecho de que soy extremadamente hiperactiva.

Tratando de no despertar a nadie, me bajé de la cama y caminé en puntitas de pie hasta la puerta, y una vez que abandoné la habitación, pude caminar con más tranquilidad. Tal vez podría ir abajo, mirar algo de tele, tomar un té, un vaso de agua, un… ¿Louis?

Okey… Raro… ¿Qué hace Louis despierto a esta hora? Terminé de bajar las escaleras y me quedé parada esperando a que él hablara. Cosa que no pasó. Y me asustó.

-¿Todo bien? –Pregunté aún al borde de la escalera.  Ahora, gracias a la luz de la luna, pude verlo un poco mejor. Estaba apoyado contra el piano, con un vaso con un líquido amarillo dentro, lo cual dudo mucho sea jugo de manzana. No me respondió. Solo levantó la mirada del whisky y me quedó mirando, intensamente. -¿Estás bien, Louis? –Insistí ahora un poco preocupada. No separó los ojos de los míos.

Siempre había notado que tenía unos ojos hermosos, pero nunca me había reparado tanto en ellos como ahora. Tal vez era la iluminación, o el hecho de que estuviera medio adormilada, pero noté algo que no había notado antes. Sus ojos eran profundos, llenos de sentimiento, de recuerdos, de memorias. Expresaban tanto con tan poco. Eran la clase de ojos tan profundos como para perderte en ellos profundamente. Y así lo hice.

Y luego me sonríe. Ese tipo de sonrisa que parece tan genuinamente tierna, y a la vez con el toque exacto de lujuria, y logra que un calor inesperado recorra todo mi cuerpo. Y de repente fue tan fácil imaginarme a mí misma estirando la mano para alcanzar su cabello. Y estaba todo ahí; como su piel se sentiría contra mis dedos y sus manos subiendo hacia mi cintura. Quería que me besara con cada nervio, cada fibra y cada molécula de mi cuerpo. Y así de repente, como si leyera mis pensamientos, en un tiempo de dos segundos, apoyó el vaso sobre el piano y llegó hasta donde estaba.

Sin dejarme pensar en las consecuencias, unió su boca con la mía. Sus manos, que estaban a ambos lados de mi cara, bajaron lentamente por mis brazos hasta llegar a mi cintura, y yo aproveché para subir mis manos a su cuello, y poder jugar con su cabello. No era un beso como los que nos habíamos dado antes. No era ni tan apasionado como todos los anteriores, ni tan tierno como el primero en el baile de máscaras. Era la mezcla exacta de ambos.

Sabía que lo que estaba haciendo no estaba bien. Pero no quería parar. No podía pensar en cualquier otra cosa en ese momento, y fue cuando me di cuenta que cualquiera fuera la consecuencia de esto, valía la pena.

Poco a poco dio paso a su lengua, y con cada beso, solo quedaba deseosa de más. Su boca sabía a whisky, tal y como sospeché, pero a su vez tenía ese calor y tranquilidad que solo él sabe lograr. Como si supiera lo estresante que me pone la situación, pero aún así se las arregla para calmarme.

Y sin darme cuenta, me dejé llevar por mis acciones, arrastrándolo hasta el sillón, y sin romper el beso me senté a horcajadas sobre él. Esto estaba mal. Tan mal. Pero cuanto más lo besaba, más me importaba una mierda.

Mis manos seguían jugando con el cabello de su nuca, a veces agarrándolo con más fuerza. En el momento en el que sus manos se deslizaron debajo de mi remera, una corriente eléctrica recorrió todo mi cuerpo. Deseaba esto. No podía estar sin esto. Tratar de no hacerlo fue una estupidez, considerando que no duré más de cinco días.

Aproveché para deslizar mis manos bajo su remera, y él bajó una de sus manos desde mi espalda media recorriendo hasta abajo y pasando hacia mi muslo. Me ahogué un gemido mientras él hacía presión en esa parte. Sonrió contra mi boca al ver el efecto que estaba causando en mí, pero siendo lo competitiva que soy, no podía dejarme ganar así de fácil…

Terminé de sacar su remera, que gracias a mí ya estaba a la mitad de su abdomen, y la tiré al piso junto al sofá. En vez de volver a sus labios me concentré en su cuello, dejando todo un camino de besos hasta su oreja, y recorriendo su abdomen con las manos. Finalmente al llegar debajo de su oreja logré que soltara un gemido. Sonreí mientras mordía el lóbulo de su oreja. Había conseguido mi objetivo.

Él, siendo tan competitivo como yo, se apresuró a deshacerse de mi remera, la cual terminó junto a la de él en el piso del comedor. Cualquiera que bajara y nos viera en este estado probablemente muera de un shock. Claro, excepto que sea Harry, aunque aún así sería muy vergonzoso.

Me hizo recostar contra el sillón y comenzó a besarme de nuevo, esta vez con más intensidad, mientras recorría mi cuerpo con sus manos. Lentamente comenzó a bajar su boca por mi mentón, luego por mi cuello, siguiendo besando lentamente. Mi corazón se comenzó a acelerar con cada beso que dejaba, pasando por mis pechos y siguiendo de largo hasta mi abdomen. Sin darme cuenta, mis manos ya sujetando su cabeza mientras él seguía besando mi abdomen. Finalmente cedí al gemido, y esta vez no hubo solo una sonrisa de su parte, sino que vino acompañado de una pequeña carcajada.

Me senté y luego lo tiré a él a recostarse en el sillón, de modo que ahora yo quedaba arriba y estábamos acostados al lado contrario que recién. Dejando la competencia a un lado, volvimos a concentrarnos únicamente en la boca del otro.

Poco después volvimos a la posición inicial, o sea yo abajo y él arriba. A mi me gustaba mas, y a él parecía que también le quedaba más cómodo.

Cinco minutos después se escuchó un ruido desde arriba. Rápidamente corté el beso.

-¿Qué fue eso? –Le pregunté en un susurro, aún con la respiración agitada.
-Nada. –Fue su respuesta, y volvió a besarme. Por un momento me dejé llevar, pero luego volví a mis razones y volví a separarlo. –No fue nada, ______. –Por un momento lo creí, y permití que me volviera a besar hasta que otro ruido se escuchó de la planta de arriba, esta vez de pasos aproximándose a la escalera.

Rápidamente empujé a Louis de arriba mío logrando que cayera en seco al piso, boca arriba. Un segundo después vi como Harry bajaba la escalera, con sus rulos rebotando en cada escalón.

-Hola chicos. –Nos saludó sonriente, hasta que se dio cuenta de la situación y cambió esa sonrisa de alegría a una sonrisa de picardía. -¿Qué hacían? –Preguntó al terminar de bajar las escaleras.
-Am… -Comencé a balbucear. Miré a Louis, aún en el piso, sin intenciones de moverse. –Yoga. –Solté lo primero que se me vino a la mente.
-¿Yoga? –Preguntó Harry, cruzándose de brazos, pero sin perder la sonrisa.
-Yoga. –Repitió Louis desde el piso.
-¿Y Louis se excita de esta manera haciendo yoga? –Preguntó mi mejor amigo, refiriéndose al asunto que ocurría dentro del pantalón de Louis. Éste último no se molestó en ocultarlo, solo le sonrió al castaño.
-Te sorprendería. Hay un par de posiciones que excitan a cualquiera. –Y eso no sonó como esperaba que sonara.
-Eso no lo dudo. –Louis soltó una pequeña carcajada con el comentario de Harry. Yo solo rodeé los ojos y me paré del sillón.
-Yo me voy. Buenas noches. –Ninguno hizo comentario alguno, así que comencé mi caminata hacia la escalera.
-_______... –Me llamó Harry. Volteé a verlo. –Tu remera. –Mis mejillas se tornaron rojas al notar que efectivamente mi remera reposaba junto a la de Louis en el piso. A paso acelerado agarré la remera y volví a emprender mi camino hacia las escaleras. –Buenas Noches, _______. –Lo ignoré y continué subiendo las escaleras mientras me ponía la remera.
-¡___! Esa es mi remera. –Una vez que me había terminado de colocar la remera, noté que efectivamente me quedaba más grande de lo usual. Yo que se, ambas eran grises, y no tenía ganas de andar revisando, así que agarré la primera que vi.
-No voy a volver a bajar. –Mencioné siguiendo mi camino a la cima y dejándolos a ellos dos en la planta baja.

Al llegar arriba entré cuidadosamente al cuarto, tratando de no despertar a ninguna de las chicas, y me acosté en mi lugar en la cama como antes, donde Angie aún dormía profundamente.

-Narra Harry.-

Luego de bajar y ver tal escena, lo único que logré hacer fue reír. Louis me golpeó con almohadón en la cabeza mientras se sentaba a mi lado en el sofá.

-Te odio tanto. ¿Justo ahora tenías que bajar? –Me preguntó mi amigo, tratando de lucir enojado, pero sin resultado.
-Lo lamento, de verdad moría por unirme a la clase de yoga… -Volví a reir. ﷽﷽﷽﷽﷽﷽me a la clase de yoga...do, pero sin resultado.
na de las chicas, y me acostLouis en el piso junto al sof, mis manos ír, y esta vez él me acompaño. –Por favor, dejá el almohadón en tu falda, por mi bien. –El solo rió y siguió mis órdenes. –Pregunta. ¿Qué pasó con todo eso de “no voy a volver cuando vos quieras que vuelva” y el “no soy tu boomerang” y el “cuando quiera volver te aviso” que me contaste el otro día?
-Quise volver, y esta fue mi forma de informárselo. –Respondió él, con una sonrisa. Se veía bastante satisfecho con sí mismo…
-Duraste dos días, flaco. Das lástima… -Él rió junto conmigo.
-¡Ey! Vos sos de mi equipo. Deberías saber como va la mano. Es de _______ de quien hablamos…
-Cierto, cierto. –Debo concederle esta. -¿Sabés que me acordaba? –Dije luego de unos segundos de silencio.
-¿De qué? –Preguntó él, genuinamente intrigado.
-De cuando éramos chicos y decías que “amabas” a _______. ¿Te acordás?

-Si… -Respondió él, algo pensativo. -¿Qué pasa si te digo que nunca dejé de hacerlo?...

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Hola a todas!! Perdón por el atraso, ya les había contado que se me re complica con el tema del estudio, y no es que la novela no sea importante, pero en este momento mi prioridad es el colegio, así puedo tener el verano libre, y seguir con vida si eso tambien cuenta. Perrrroooo, en el lado bueno, es escribí un cap super largo, y tiene partes hot, o mas o menos, para las que querían. Quiero aclarar un par de cosas. Bueno, para empezar a esta altura se habrán dado cuenta de por qué Louis hace lo que hace, además de porque tiene terrible pedo en la cabeza, el tema es que ella lo vuelve loco, pero tambien lo vuelve loco. En ambos sentidos de la expresión. No se si lo entendieron. Entonces, teniendo un carácter tan fuerte como tiene, a veces le entra una rabia terrible y manda todo a la mierda, y tres segundos después está listo para volver al juego. 
Y respecto a _______, ella es un desastre. Todo el tiempo. 24/7. Se hace la fuerte, la que puede con todo, la que no necesita ayuda, pero es la mina más insegura del mundo. Actúa conforme a una actitud de superioridad, de que ella tiene todo controlado, pero cuando llega el momento, simplemente se queda en blanco, y hace cualquiera sin importarle nada, como fue el caso de la escena de recién. A veces la gente hace cosas y no sabe bien por qué es que las hace. Simplemente... Las hace. Por impulso, tal vez, pero para _______ es un defecto que ella no sabe controlar, y más si se trata de Louis. Ella tiene un plan, lo tiene todo claro, sabe que hacer y qué no hacer, pero al momento de actuar, al momento de tenerlo parado en frente y actuar de cierta manera, ella simplemente cede. Y eso la estresa, entonce vuelve a idear planes para separarse de él, y obviamente nunca funcionan. Pero el punto es que la _______ conciente y la _______ abombada por Louis son dos personas diferentes, y si piensan que ella está haciendo cualuquiera, es probable que sea cierto, pero es solo porque no tiene las cosas claras. No sabe lo que quiere, y eso la asusta, porque siente cosas que no debería de sentir, cosas que siempre estuvieron mal, entonces ni se las plantea, las entierra tan adentro que nadie las puede ver, ni ella. Ella ya se está enamorando de él, eso se los digo, pero de aquí a que lo admita... Uf, esperense una vida. Va a pasar mucho para que siquiera admita que lo que siente por él es más que simple atracción física. Para admitir que lo ama se le van a complicar las cosas.
En fin, esto aclarado, todo bien, si tienen algúna otra pregunta acerca de los personajes, algo que no entiendan, simplemente preguntenme :)

Y respecto a lo que todas pedían, la app de los mensajes, es una página web que ahora les dejo el link.

Ojalá les haya gustado el capítulo, tanto como a mí me gustó escribirlo. Los amo a todos!!!

Juliii :)

PD: Gracias a todos los que comentan. ya saben como lo aprecio, y cuanto más comentarios y más largos, más feliz me pongo, porque pienso por un momento que mi novela es especial, y eso se siente lindo :)

domingo, 20 de julio de 2014

Capítulo veintinueve: "Boomerang".


Yo se que muchas de ustedes nunca escuchan las canciones que yo pongo, pero hago énfasis en esta, porque de verdad representa el capítulo y toda la relación entre Louis y _______ así que por favor escúchenla, lean la letra, en español si quieren, pero de verdad vale la pena. Esta es de mis canciones favoritas, además es otra instancia de compartirla con ustedes :)


¿Es que esto nunca va a cambiar? Porque no creo poder soportarlo… Tómenlo como quieran.

Pasé toda la mañana paseando por Oxford Street con Harry, comprando ropa, hablando de cosas sin sentido, bueno en realidad prácticamente todo lo que hablo con Harry es sin sentido, pero se entiende.

-Propongo ir a comer algo. –Dijo mi mejor amigo, una vez que salimos de una tienda. No había notado el hambre que tenía hasta que Harry lo mencionó.

Verdaderamente no había comido nada desde el día anterior al mediodía. Y, para que quede claro, obviamente terminé vomitando en una de las plantas en la casa de Annie. Mejor que Micki que chivó todo por el balcón seguro que fue… En fin, también con el susto de anoche, y que hoy salí a correr, la comida siquiera había pasado por mi mente.

Asentí levemente y ambos fuimos cargando las bolsas hasta el primer lugar donde vendieran comida que localizamos. Era un pub irlandés. Por afuera era negro, con detalles en verde oscuro, y muy ostentoso. Al entrar el ambiente se tornó algo turbio. No habían muchas ventanas, y la luz era prácticamente nula. Muchas voces inundaron mis oídos de repente, sumado a la música de fondo, la cual no pude reconocer con claridad debido a todas las personas hablando entre sí.

Caminamos a paso decidido hacia el fondo, pasando por la barra donde reposaban al menos tres máquinas de cerveza. Bajamos un par de escaleras hasta la segunda parte del lugar, donde el ambiente se tornaba un poco más tranquilo. Ya fuera de la parte del bar, lo restante no estaba tan turbio. Aunque las ventanas aún eran escasas, y la luz no llegaba con plenitud. Pero al menos no se escuchaban tantos gritos o personas discutiendo por lo que parecían carreras de caballos.

Tomamos asiento en una de las mesas de madera oscura contra la pared, dejando las bolsas a nuestros costados sobre el piso. El lugar no estaba tan mal, dentro de todo.

El olor a comida que salía de la cocina me hizo darme cuenta lo hambrienta que en verdad estaba, así que cuando el mesero vino a pedir nuestras órdenes, pedí la única comida que pensé saldría con más rapidez: papas fritas. Harry se pidió lo mismo que yo, y para acompañar pedimos una cerveza a cada uno.

Cuando el mesero abandonó la mesa, aproveché para sacar mi celular y mandarle un mensaje a Louis, corroborando que todo estuviera bien. No había escuchado de ellos en toda la mañana, y no sabía si preocuparme, o agradecer el hecho de tener una mañana libre.



Luego de tantas veces que infructuosamente intenté cambiar su nombre en mi celular, terminé abandonando la lucha, viendo que cada vez terminaba con un nombre diferente, y la mayoría de veces vulgar. Preferí dejarla ahí. Por lo menos este no era tan malo.

Ni siquiera me gasté en abrir el mensaje, simplemente lo vi en la pantalla bloqueada y desvié la mirada a algo más placentero. Cualquier cosa. En este caso, Harry, a quien encontré sonriéndole a su celular.

-¿Por qué tantas sonrisas? –Pregunté divertida, en lo que el mesero traía unos vasos llenos hasta el borde de cerveza. Mierda, le dejaron la espuma. Putos.
-Nada. –Me respondió dando un sorbo a su vaso. –Un video que mandó Niall al grupo de Whatsapp.
-Quiero verlo. –Demandé divertida.
-No, no querés. –Me respondió de la misma manera, dejando su celular sobre la mesa.
-Puto. –Le di un sorbo a mi cerveza antes de volver a hablar. No entiendo como hay gente que no le gusta la cerveza. Para mí, es como tomar agua. Aunque a esta altura, hasta el vodka lo paso como agua. –¿Puedo saber de que se trata, al menos?
-De una chica. Y un caballo cachondo. Te la dejo por ahí… -Hice una mueca de asco imaginándome el video por mi cuenta.
-Que asco. –Él asintió levemente dándome la razón, y finalmente apareció el mesero con nuestra orden. La dejó en la mesa y se fue.

Comencé a ponerle sal a las papas, cada vez más. Yo siempre lo dije, cuando me muera, va a ser por hipertensión. Comence a comer tranquila, sin hablar muchoa, va a ser por hipertensiaso como agua. -Puedo rveza. Para mna otrados sobre el pisolo queé a comer tranquila, sin hablar, solo concentrándome en mis extremadamente saladas papas. Perfectas para mí.

-Entonces, ¿qué onda tu vida? –Preguntó mi mejor amigo, con un puñado de papas en su boca. Viviendo toda la vida con hombres, como lo son Harry y Liam, uno se acostumbra a esta clase de acciones no agradables para un ser humano normal.
-Como si no supieras cada detalle de mi vida ya. –Metí otra papa en mi boca, bañada en ketchup.
-Últimamente con suerte se si estás viva.
-Exagerado. –Respondí riendo. –Nada nuevo. –Dije, más que quedara satisfecho.
-Quiero un update en tu vida amorosa. –Con un nuevo puñado de papas en su boca, tomó un sorbo de cerveza. Eso ya sobrepasaba los límites de asquerosidad, pero si le reclamaba iba a terminar con la misma excusa de siempre: “¿Qundo tuve yo vida amorosa?ugar.".ismo lugar...ba a terminar con la misma escusa de siempre: "o son Harry y Liam, uno se acostumbré tiene? Si todo termina en el mismo lugar."
-¿Cuándo tuve yo vida amorosa? –Le respondí riendo. –Lo más cercano que tuve a una relación ni estuve consciente durante la mayor parte, y si no fueras vos, directamente negaría que eso algún día llegó a ocurrir.
-¿Y Louis?
-¿Louis? –Pregunté largando una auténtica carcajada. -¿Vos me estás descansando?
-Vos me entendés. Cuando digo “vida amorosa” me refiero a tus touch and go con diferentes adolescentes de la región, y eso incluye a Louis. –Normalmente me molestaría tocar el tema, pero en este momento, con mi cabeza clara sobre esa situación, no estoy incómoda para nada. Al contrario. Rodé los ojos.
-Nada pasa entre Louis y yo. Seamos honestos, ¿Louis y yo en una relación de tipo amorosa? –Logré que el mismo Harry soltara una carcajada. –Además, es bizarro. Lo conozco desde chiquita.
-Eso no te detuvo para estar conmigo trescientas-no-se-cuantas veces. –Respondió astuto, levantando una ceja.
-No me dejaste terminar. –Tomé un sorbo de la cerveza y retomé mi monólogo. –No solo el hecho de que lo conozca desde chiquito, que en verdad no tiene mucho que ver, sino mas con el tema de que nos odiamos. Rotundamente. No podemos estar más de tres segundos en una misma habitación sin sacar una motosierra. Y la verdad no le encuentro sentido alguno a estar en esta especie de juego, o lo que sea que fuera, si al final no me va a llevar a otra cosa más que a terminar separando el grupo, o lo que fuese. Además, estar con él de verdad me limita mis opciones. –Orgullosamente terminé de contarle mis razones a Harry. Todo lo que había pensado la noche anterior.

En sí, me gustaba tener a alguien con quien hablar. Tal vez preferiría a alguna de las chicas, probablemente me entendieran más, pero a su vez se podrían re molestas con el tema. Enfrentémoslo, todas las mujeres somos insoportables cuando se trata de hombres. Y me incluyo. Yo también terminaría emocionándome si me entero de que una de mis amigas tiene novio, tal vez no tanto. Pero sí me pondría feliz por ella, y hablar sobre él y qué tan largos son sus dedos. Y no precisaba que alguna de las chicas se pusiera así al enterarse de que una que otra vez me enrollé con Louis, algo completamente insignificativo e impulsivo. Porque eso era todo lo que era.

-Uh, miren quién maduró… -Se burló de mí. Tal vez si había madurado, ¿quién sabe? Simplemente me encogí de hombros y continué comiendo. –Ya vuelvo. Voy al baño. –Se paró de la mesa y lo vi caminar hasta que lo perdí en la multitud de la barra.

Apenas confirmé que no iba a volver, agarré su celular. Sí, llámenme rara, pero en serio quería ver ese video. Por disgustante que fuese. Así que desbloqueé su celular y en la pantalla aparecieron los mensajes. Estaba abierto en uno en especial, pero esa persona no estaba agendada.

Comencé a subir entre los mensajes. Sabía que no debía de hacerlo, no invadir la privacidad de Harry, pero éramos mejores amigos. Yo sabía todo sobre él y él todo sobre mí. Si estaba hablando con una chica cualquiera, al menos descubrir quien era. Harry no era muy de mensajearse con las personas… Pero algo en esta chica era diferente. Era casi como si estuvieran… Saliendo. ¿Harry salía con una chica? ¿Y no me había dicho nada? ¿La conozco? ¿Quién es? De repente un millón de preguntas se formularon en mi cabeza.

Rápidamente desbloqueé mi celular y comencé a marcar el número de esta chica en particular. Una vez que el último número estaba discado, un nombre apareció en mi pantalla. Era Anna.

Harry está saliendo con Anna.

¿Cómo no pudo decirme? Considerando que yo le conté sobre Louis, y hubiera preferido que no. Es decir, ¿no confía en mí? ¿O qué?

Aún en shock volví a bloquear su celular y lo dejé justo donde estaba. Los hombres no suelen tardar mucho en el baño, y yo no había decidido qué hacer con la situación aún, y eso probablemente no incluía que él me viera revisando sus cosas.

Unos segundos después lo vi hacerse presente detrás de la barra. Era demasiado pronto. No había procesado la información aún. Mi mejor amigo, y mi mejor amiga, juntos. Eso no era lo que me molestaba, sino el hecho de que lo hubiera ocultado. Él me hizo terrible escándalo porque yo me comí a Louis un par de veces, ¿pero él no me podía contar que estaba saliendo con Anna? Es ridículo. Si él tiene el derecho a enojarse por una estupidez, ¿dónde quedo yo?

Me sentía dejada de lado. Como si mi mejor amigo no confiara en mí. Yo me abrí hacia él, en múltiples ocasiones, incluyendo esta misma mañana, y ¿él no podía contarme esto?

Lo vi haciéndose paso entre su comida, por poco lamiendo el plato, hasta que por fin me miró, una vez que su plato quedó vacío.

-¿No comés más? –Me preguntó, observando mi plato.
-Se me fue el hambre. –Respondí casi en un susurro, todavía sin poder asimilar por completo toda la situación. Cambió nuestros platos y prosiguió con mis papas hasta que nuevamente hizo fondo blanco. -¿Todo bien? –Preguntó terminándose su cerveza.
-Creo que me voy a ir. –Respondí parándome de mi asiento.
-¿Eh? ¿Por qué? Todavía nos queda bastante para recorrer. Y creí que querías ir a la librería antes de volver. –Me miró confundido desde su asiento. Traté de enojarme. Pero no me salía. Mi cuerpo estaba inundado con decepción. Patético.
-Yo… Prefiero dejarte la tarde libre. Seguramente encuentres algo más importante para hacer. –Respondí, seleccionando mis palabras con cuidado mientras me abrigaba y comenzaba a juntar las cosas del piso. –Ya sabés, como estudiar, o ir a jugar al Play Station, o salir con mi mejor amiga y ocultármelo… Ese tipo de cosas. –Vi como sus ojos se abrían y por poco se le saltan de la cara. Rodé los ojos y simplemente comencé a caminar fuera del establecimiento, escuchando como me llamaba a mis espaldas, pero sabiendo bien que tenq que pagare minutos de adelanto, ya que tenando como me llamaba a mis espaldas, pero sabiendo bien que tene con las personas...ía un par de minutos de adelanto, ya que tenía que pagar la cuenta de nuestra comida.

Caminé a paso acelerado hasta la parada de ómnibus más cercana y me tomé el primero que vino. Sabía que tenía un par de minutos de adelanto, pero no podía fiárme de la situación.

Todo esto pasó tan rápido. No terminé de procesar lo de Liam, y ahora esto. ¿Y ahora qué hago? Podría volver a casa, aunque sería el primer lugar al que Harry me iría a buscar, y hasta no tener clara la situación, prefiero no hablar con él. Adems﷽﷽﷽﷽﷽﷽﷽﷽ no hablar con ner clara la situacira queás, sigo enojada. No puedo mantener una conversación con nadie estando en este estado.

Podría ir con las chicas… No. Eso no es una opción, probablemente sigan dormidas, y si no, me bombardearían con preguntas sobre lo de anoche, y no tengo ganas de responderlas. Y aparte, está Anna. Y si bien no debería de estar enojada con ella, porque yo también le oculté lo de Louis, sea lo que sea, aún así no me apetece hablar con ella en este momento.

¿Podría ir a la casa de alguno de los chicos? Ellos ni se darían cuenta de mi estado de ánimo -es decir, son hombres- y tal vez incluso encuentre alguna manera de entretenerme…

Me bajé del ómnibus. No sabía donde estaba. Caminé un par de cuadras hasta encontrar una parada de metro. Tal vez, fijándome en las planillas, encuentre alguna parada conocida…

Comencé a mirar los nombres de las paradas en un cartel donde arriba se leía Milend West Station. No estaba muy familiarizada con las paradas listadas, algunas las había escuchado de nombre, pero no sabía muy bien si podría llegar a ubicarme.

-En donde mierda me metí… -Susurré deslizando la vista nuevamente por las paradas.

De repente noté algo que me podía servir. Unas seis paradas mas adelante estaba la posibilidad de cambiarse a la línea central, y de esa me conocía prácticamente todas las paradas.

Me subí al siguiente metro que pasó, quedándome en la punta de la lengua la parada en la que me tenía que bajar, ya que por memoria no la sacaba. Nunca me gustaron los metros. Son confusos, y bastante insalubres. Y muy bizarros. Literalmente una vez vi a una chica vestida de fiesta sentada al lado de un indigente devorando una hamburguesa de McDonalds. Pero en sí, Londres en su generalidad es bizarro.

Mi celular comienza a sonar en mi bolsillo, y atendí sin siquiera mirar el remitente, lo cual fue una cosa muy estúpida de hacer. Podría llegar a ser Harry, y claramente aún no quería hablar con él.

-¡Hasta que contestás! –Hablaron al otro lado de la línea. –Te llamé alrededor de seis veces. –Louis parecía mas enojado que otra cosa, probablemente por… ¡¿Quién sabe por qué?! Este pibe es más extraño…
-Estoy viva. ¿Qué andabas precisando? –Pregunté con la voz más estable que pude reproducir.
-¿Estás bien? -¿Es joda? ¿Dónde quedan los hombres despistados cuando se los necesita?
-Si, ¿por? –Respondí sin darme a torcer.
-No, nada. –Descartó el tema, lo cual fue de mi agrado. -¿Sabés a qué hora estarías llegando? Liam quiere saber.
-Ni idea. –Justo al terminar de hablar, el metro comienza a frenar, y como no estaba agarrada, me estampé en el pecho de un señor. –Perdón. –Logré musitar extremadamente avergonzada. Volví mi celular a mi oído.
-¿Qué fue eso? –Preguntó Louis, confundido.
-Nada. –Traté de restarle importancia.
-_______, ¿dónde estás? –Y ahora mostraba señales de preocupación. ¿Habrán encontrado los chupetines con marihuana que escondo en mi cuarto? Por favor díganme que no, porque Liam me mata.
-En el metro. No importa.
-¿Qué carajo hacés en el metro? –Preguntó aún preocupado. Probablemente no estuviera con Liam, o ya le hubiera sacado el teléfono de la mano para interrogarme él mismo.
-Eso es irrelevante. –De repente escucho por el altoparlante como anunciaban la siguiente parada. ¡Me había olvidado completamente que me tenía que bajar! Rápidamente escaneé el cartel sobre la puerta que indicaba cada parada, y efectivamente me tuve que haber bajado en la anterior. –Mierda. –Musité, olvidando por completo que aún estaba al teléfono.
-¿Qué pasó? –Preguntó, sin dejar el tono de preocupación en su voz.
-Nada, me perdí la parada. –Cuando el metro frenó por completo, me bajé junto con el tumulto de gente hacia la plataforma.
-¿Querés que te vaya a buscar? ¿Dónde estás? –De repente ahí estaba. El bipolar Louis que me daban ganas de matarlo y abrazarlo a la vez. Si solo Louis fuera tierno todo el tiempo…
-No, no. Lo bueno de los metros es que si te pasaste de parada, siempre podés tomártelo de vuelta.
-¿Podrías dejar de hacerte la misteriosa y decirme a donde chota estás yendo? –Y ahí volvió.
-No se. Qué te importa a vos, de todas maneras… -De repente me sentí mal por él, algo completamente ajeno a mí. El recién se había ofrecido a irme a buscar… -A lo de Niall. –Dije el primer nombre que se me vino a la mente. De todas maneras tendría que terminar eligiendo entre él y Zayn, y tengo el presentimiento de que entre ellos dos, Niall iba a ser el que menos notara que estoy decaída…
-Okey.
-Te llamo cuando llegue. –Respondí, ya tomándome el siguiente metro hacia atrás. Solo era una parada. A ver si no me paso esta vez.
-O no. –Respondió con un deje aburrido en su voz. –Lo que menos tengo ganas es de seguir escuchando tu voz chillona. Si te violan felicítalo de mi parte. Adiós. –Solté una risa y lo entendí. Si Louis fuera tierno todo el tiempo sería monótonamente aburrido. Y a mi no me atrae lo aburrido.
-Adiós.

Corté antes de que mi mente comenzara a pensar cosas que no debería. Me bajé del metro, esta vez en la parada correcta, y comencé a seguir al pelotón de gente con la esperanza de llegar a la estación de la línea central.

Paré frente a un cartel, similar al anterior pero este con otras indicaciones. Arriba se leía Central Line North Station, y había una línea gigante señalando hacia la izquierda. Debajo se leía el recorrido del metro, tal como en la anterior. Esta vez estaba al tanto de las paradas, y haciendo cálculos, si no estaba equivocada, había una parada que quedaba exactamente a tres cuadras y media de la casa de los Horan.

No esperé más y me subí al tren, ahora más relajada que al menos sabía donde estaba.

Veinte minutos más tarde estaba tocando el timbre de la casa de Micki, en la que rezaba que ella no estuviera aún. O que al menos tuviera una resaca tan grande que ni notara mi cara.

Afortunadamente el más grande de los Horan fue quien abrió la puerta. Estaba vestido con un jogging gris y una musculosa negra.

-¿_______? –Preguntó confundido. Sacó la cabeza para afuera y miró a ambos lados. –Micaella no tuvo un coma etílico, ¿verdad? –Reí un poco a causa de su comentario. Era una risa falsa, pero a él le dio tranquilidad. Eso me confirmaba que Micki aún seguía en lo de Anna.
-No que yo sepa. –Respondí con una sonrisa. No era muy verdadera que digamos, pero agradezco que Niall sea más despistado que yo. Me hizo una seña para que pasara, y así obedecí, mientras él cerraba la puerta detrás de mí.
-¿Todo en orden? Creí que todas seguían en lo de Anna.
-Si, todas siguen ahí, creo. Yo me fui de mañana. Tenía que dar un par de vueltas. –Hice un ademán a las bolsas que cargaba y sonreí mientras las dejaba en el piso junto a la puerta.
-Y… En una bien… ¿Qué hacés acá?
-No se… Me tomé un ómnibus que creí que me servía, pero terminé en el medio de un barrio extraño; me tomé el metro, me perdí, y de repente me encontré a un par de cuadras de tu casa, estaba cansada, y tengo sed, así que vine. ¿Algún inconveniente? –Mentí en la mayor parte de la historia, pero no pretendía contarle la verdad, y esto no era completamente mentira…
-No, no. En absoluto. Solo que está por empezar un partido de fútbol…
-No me molesta. Si a vos no te molesta…
-No, obvio que no. ¿Cerveza? –Preguntó ya yendo hacia la cocina. Exclamé un escaso “sí” y me senté en el sillón.

Me saqué los zapatos y me acomodé, mientras Niall llegaba con una cerveza en cada mano. Me entregó una y se sentó al lado mío. El canal de deportes ya estaba sintonizado y en la pantalla se veían dos hombres de mediana edad discutiendo algo sobre el partido que estaba a punto de suceder.

Cinco minutos más tarde, la pelota estaba en juego y muchos tipitos con remeras ajustadas se disputaban por el balón.

Era increíble solo pensar todo lo que había pasado en un fin de semana. No terminaba de procesar una cosa que ya estaba pasando otra, y así sucesivamente. Y ahora, para rematar, estoy sentada en un sillón mirando fútbol. En mi vida nunca me interesó el fútbol. No se ni como se juega. Ni las reglas. Con suerte se el nombre de un equipo inglés, y porque eh escuchado a Liam mencionarlo una o dos veces. Pero bueno, ni que tuviera algo más interesante para hacer. Y como no tengo ganas de pensar en lo ocurrido, qué mejor manera de distraerme que poniendo mi mente en otra cosa…

-¿Qué significan las siglas PSG? –Pregunté, dando un sorbo a mi cerveza del pico. Me acomodé más en el sillón, poniendo mis piernas sobre su falda.
-París Saint-Germain. –Respondió imitando mi acto, pero sin despegar la mirada del televisor. – Y OM es Olympique de Marsella. Es lo que se llama “el clásico” de Francia. Cuando los dos equipos más importantes compiten entre sí…
-Esa parte la deduje sola. Gracias por el dato, igual… -No tuve que tratarlo de esa manera. Lo se. Pero sale involuntariamente.

Estoy enfadada con Harry por no contarme lo suyo con Anna. Enfadada conmigo misma por estar enfadada con Liam y que le haya ocurrido el accidente. Y enfadada con Louis. Simplemente por ser Louis. Aunque es del que menos debería de preocuparme en este momento. Y ahora trato mal a Niall, que nada tiene que ver en este revoltijo. Solo un fin de semana normal pido. Uno solo. Pero no, siempre termino metida en algún tipo de… ¡Uh! ¡David Beckham! Creo que si voy a poder meter mi cabeza en otra cosa, al menos por un par de horas…

(Nota del autor: finjamos que David Beckham sigue jugando al fútbol y que sigue en el PSG)

*****

-¿Cómo te sentís? –Le pregunté a mi hermano, entrando a su habitación con la bandeja de desayuno en las manos.
-Extremadamente adolorido. –Respondió mientras se sentaba en su cama con una mueca de dolor en la cara. –La medicación que me dio el doctor ya terminó su efecto. No pegué un ojo en toda la noche.
-Me hubieras avisado. Pude haber ido a comprar más o algo. –Dejé la bandeja sobre la cama a cada lado de sus piernas y le acomodé las almohadas para que estuviera más cómodo.
-Necesitabas más una noche de sueño de lo que yo unos analgésicos. –Me sonrió y le devolví la sonrisa. Es impresionante como aún siendo él quien está postrado en una cama, se preocupa por mí.
-Como sea, ahora en un rato voy a comprar todas las drogas que necesites para vivir. –Dije en un tono gracioso. Me acosté a su lado y prendí la televisión.
-¿No vas al colegio? –Preguntó ya a media tostada.
-Liam, dependemos el uno del otro. Si no me quedo a cuidarte, ¿quién lo hará?
-¿No tenías examen de mates hoy? –Inquirió con una ceja levantada antes de dar un sorbo a su jugo de naranja.
-Paramela, detective Payne. ¿Qué sos? ¿Mi padre? –Él rió, contagiándome a su paso.

Estaba yendo camino a la farmacia a comprar los medicamentos que Liam necesitaba. Luego ya solo me quedaba pasar por el supermercado y comprar un par de cosas para hacer la comida. ¿Por qué Mary se tuvo que tomar exactamente esta semana libre?

Ya estando en el ómnibus, mi teléfono empezó a vibrar. Lo dejé ir al buzón de voz. Sea quien sea, no tenía ganas de hablar con nadie. ¿Y qué si era Liam? Mirá si se cayó de la cama y yo no le atendí el teléfono… A los segundos el celular comienza a vibrar nuevamente. Esta vez lo saqué de mi bolso para revisar quién era. Un suspiro de cansancio se escapó de entre mis labios al ver que era Louis. No tenía ganas de hablar con nadie, repito, y mucho menos con Louis. Sigo firme a mi razonamiento del otro día. Y al final Liam tiene razón. Merezco un poco de descanso. Y eso incluye un descanso de Louis. Hasta que me muera, si es posible.

Desvié la llamada y volví a guardar el teléfono. Cinco segundos después el celular volvió a sonar. Y yo seguí desviando la llamada otras dos veces, hasta que se ve que finalmente dejó de insistir.

De repente el celular volvió a vibrar, indicando que era un mensaje. Traté de ignorarlo también, pero me di cuenta de que no iba a parar hasta que diera señales de vida, así que contesté con lo más basto que se me pudo ocurrir.



Okey. Eso fue rudo. Pero nuevamente, es Louis de quien hablamos. No voy a decir que me da curiosidad saber de lo que quiere hablar, pero tengo un leve presentimiento sobre qué podría ser. Estuve ignorando sus llamadas toda la tarde de ayer, y toda la mañana. Probablemente ya se dio cuenta que lo estoy ignorando. Pero me da igual, mejor así. Cortar las cosas de raíz. ¿No?

Luego de comprar todo lo que necesitaba me dirigí a casa. Fui directo a cocinar, debido a que eran ya pasada la una y Liam debía de estar muriendo de hambre. Unos cinco minutos después el timbre sonó.

-¿Louis? –Pregunté confundida. ¿Qué hacía acá? Tiene entrenamiento de rugby… -¿Qué hacés acá?
-Te dije que necesitábamos hablar.
-Y yo te dije que hablábamos después.
-Y yo me paso tus recomendaciones por el culo. –Entró a la casa, cerrando la puerta detrás de él.
-¿Podés calmarte un poco? –Se pasó las manos por el cabello, que conociéndolo era clara señal de frustración y enfado.
-Las cosas no van a funcionar así.
-¿Podés hablarme con un poco más de claridad? Venís a mi casa, me arrancás a gritar por Dios sabe qué… Para empezar me bajás un cambio. –Ahora la que se estaba enojando era yo.
-¿Ves? De esto hablo. Todo tiene que ser a tu manera. Me mandás como si fuera tu puto perro. Cuando se te da la gana estamos juntos, cuando no te pinta me mandás a la mierda, y después sos vos la que decidís cuando volvemos… Soy tu títere. Literalmente. Y no me va más. No me podés tirar y pretender que yo siempre vuelva como si fuera un maldito boomerang. Esta vez soy yo el que se cansó. Y si se me pasa por el forro de las pelotas volver, te lo hago saber.


Y dicho esto se fue de la casa dando un portazo. Okey. No me esperaba esto. ¿Qué mierda acaba de pasar?

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Chicas, no saben lo mucho que me sorprendí al entrar al blog luego de tanto tiempo y encontrarme con solo 2 comentarios de "odio". De verdad, yo juré que todos iban a ser insultándome, una vez más me prueban ser las mejores fans del mundo. Y bueno, pasemos a la razón por la que me ausenté. ¿Alguien recuerda que a principio de año mencioné que era un año muy activo para mi en lo que consta de viajes? Bueno, eso es lo que sucedió. Me fui a otro viaje por un mes con el colegio, y mala mía, me olvidé de avisarles. Juro que iba a hacerlo, pero se me re pasó. Pero, la buena noticia es que hasta setiembre no creo que vaya a hacer otro viaje. Y claro, están las clases, y tengo que mencionar que no están para nada fácil, así que estoy haciendo malabares para poder satisfacerlas, y a mi vida personal. Y no las estoy satisfaciendo de una manera que yo consideraría bien, así que lo lamento mucho por la espera. Y prometo que no va a volver a pasar.

Pasando a otro tema, espero que les guste el capítulo, va considerablemente largo, y ahora descubrí este programa para hacer los mensajes de texto reales, y decidí probarlo a ver que les parece. Dénme su opinión a ver si les gusta o no. Las adoro a todas, no se olviden de eso.

Ju :)