[Si no puedes estar feliz, por lo menos puedes estar borracho]
Una
vez lista, me puse una vincha (diadema, o como sea que le digan en su país) en
la cabeza color negro, que encontré tirada en el fondo del buró de Anna. Hacía
un gran contraste con mi pelo castaño claro. Quedaba linda.
…
-Por
favor, agradecería que me dejes de dirigir la palabra. Gracias. –Dije cambiando
mi vista a la ventana del auto.
-¿Disculpá?
Fuiste vos la que me hablaste primero… -Reprochó con la vista fija en el
camino.
-Mi
error. –Dijo sarcástica mientras ponía los ojos en blanco.
-Como
siempre… -Susurró en un suspiro. Me giré rápidamente hacia él.
-¿Cómo?
–Pregunté ya enfadada.
-Nada.
Olvidate. –Dobló la esquina y se metió en el estacionamiento del colegio. ¿Qué
mierda pensaba cuando quise quedarme con él. Estoy
segura de que Angie o Micki me hubieran aceptado en su casa de la misma manera,
y no me lo tendría que estar bancando a él en este momento.
-No,
no me olvido. Retractate. –Exigí mientras bajaba del auto. Él me siguió.
-¿Por
qué? No dije nada malo. –Respondió llegando hasta donde estaba. Este uniforme era
más incómodo de lo que recordaba.
-Imbécil.
–Susurré llegando a la entrada.
-Me
has dicho mil veces peor que eso. –Giré los ojos, y me encontré con que estaban
todos en la entrada del lugar. ¿Qué hacían todos acá en vez de en nuestro lugar
de siempre?
Mi
mirada se cruzó accidentalmente con la de Liam. Me sostuvo la mirada, pero yo
rápidamente me safé. Sabía que no iba a durar mucho sino. E iba a hacerlo. Iba
a darle su espacio. Tal como solicitó. Estaba decidida a dejarlo hacer lo que
quiera. Lo pensé mucho, y a esto llegué. Soy pésima hermana, y lamentablemente
para él, no puedo dejar de serlo. Pero si puedo sarle espacio, y dejar de comportarme
como una éstupida.
Acomodé
la correa de mi bolso sobre mi hombro y miré al piso. ¿Recuerdan lo que dije?
Solo soy tímida cuando Harry o Liam están enojados conmigo. Y al parecer cuando
estoy borracha y arrepentida. Pero eso no lo sabía hasta hace poco.
-_______,
¿podemos hablar? –Dijo en su voz arrepentida. Subí la mirada. Todos miraban
expectantes.
-Tengo
clase. –Respondí en un hilo de voz y comencé a caminar dentro del
establecimiento. –Chau chicos… y Marcel. –Dije graciosa, refiriéndome a Harry,
y tratando de reprimir mi tristeza. Alison rió.
Le
digo a Harry Marcel siempre los días de unoforme, porque peinado prolijamente,
y vestido así, tiene cara de Marcel. Y él se molesta. Así que eso solo hace que
disfrute más de hacerlo.
Caminé
por el pasillo lleno de gente vestida exáctamente igual. Me parecía tan
aburrido. La monoton ía siempre me aburrió. Fui directo a mi casillero y dejé
mi bolso dentro. Era una mentira que tenía clase. Hoy entro a tercera. Así que
me dirigí directo al único lugar donde puedo descargarme. La sala de baile.
Comencé
a practicar la coreografía que originalmente estamos practicando en clase, pero
nada salía bien. O me olivdaba de los pasos, o me tropezaba. Y eso me frustraba
demasiado.
-¿Las
cosas no salen como esperas? –Habló alguien desde la puerta. No tuve ni que
girar para ver quien era; se reflejaba en el espejo.
-Ultimamente,
nunca lo hacen. –Dije tomando un sorbo de agua. –Por cierto, ¿no deberías de
estar en clase? –Pregunté volteando finalmente y viendo como se acercaba
lentamente.
-Mi
mejor amiga está triste y frustrada, ¿en cerio pensás que entraría a clase y te
dejaría sola? –Tiró la mochila a un lado y se sentó en la banca que había a un
lado de la pared.
-No
hiciste la tarea, ¿cierto? –Pregunté con una sonrisa traviesa mientras me
sentaba a su lado.
-Claro
que no. –Respondió en un bufido, mientras pasaba el brazo por mis hombros.
-¿Cómo estás? –Preguntó estirándose.
-Excelente,
Harry. Las cosas no podrían ir mejor. –Dije sarcásticamente mientras lo miraba
obvia.
-Es
la corbata. Me ajusta demasiado y me impide pensar. –Se escusó. Apoyé mi cabeza
en su hombro y empecé a jugar con la botella de plástico. -¿Sabes? Liam en
cerio está arrepentido por lo que dijo…
-Basta.
–Lo interrumpí. –No quiero hablar de Liam. ¿Podemos simplemente cambiar de
tema? –Él suspiró. Algo me dice que fue Liam quien lo mandó a hablar conmigo.
-Bueno…
¿Cómo te fue anoche? –Me miró de reojo y sonrió.
-Bien.
Perfecto. ¿Por qué? ¿Louis te dijo algo? –Hablé rápidamente mientras me
separaba de su hombro.
-¿Debería
decirme algo? –Preguntó de la misma manera.
-Claro
que no. –Me miró confundido mientras reía.
-Soy
tu mejor amigo. Deberías poder contarme cuando… ya sabes… -Se empezó a poner
nervioso. Aw, Harry hablando de sexo es tan divino. Solté una gran carcajada.
-¿En
cerio? ¿Yo con Louis? ¿Siquiera te escuchás cuando hablás? –Respondí riendo.
–Estás loco.
-Vos
estás loca. Y por eso te lo pregunto. Ya no se qué esperar de vos… -Dijo con
una sonrisa. –Pero en el buen sentido.
-Bueno,
“eso” no pasó. –Respondí riendo, y haciendo comillas en el aire. –Cuando pase
serás el primero en saber. –Dije con una sonrisa mientras reía levemente.
-¿Con
detalles sucios? –Preguntó subiendo las cejas.
-Claro.
Con detalles sucios. –Le respondí para dejarlo feliz. Ni en sueños le cuento
los detalles, y menos los sucios.
-Al
menos debería de saber a qué base llegaron.
-¡Que
asqueroso! –Exclamé mientras reía. –Segunda base. –Respondí luego de unos
segundos de silencio.
-¿En
cerio? Creí que habían llegado al menos a tercera base.
-¿Qué?
Claro que no. No seas asqueroso, por favor. Te lo repito, estamos hablando de
Louis… -Respondí riendo. Debería de agradecer a Harry por mantener mi mente
ocupada con estupideces.
-¿Y?
La tercera es mi base favorita. Claro, a excepción de la cuarta. –Le golpeé el
brazo de broma mientras reía levemente. –Vamos, te invito el desayuno.
-¿Vas
a pagarme el desayuno? Aw, el pequeño Harry está madurando, y se está
convirtiendo en todo un Marcel… -Me empujó mientras nos levantábamos de la
banca, lo que logró que me callera al piso.
-Eso
te pasa por criticar mi look.
-Marcel
la diva. –Respondí mientras me paraba.
Corrí
a los vestidores para que no me alcanzara y me golpeara y me cambié de vuelta
al uniforme.
El
resto del día me lo pasé yendo de clase en clase, escondiéndome de Liam,
básticamente. Pero no había chance, porque teníamos música a última hora, y
compartíamos esa clase.
-Vamos
a hablar. –Sentenció mi hermano, sacándome del corredor del colegio hacia el
patio.
-Tenemos
clase de música. –Respondí soltándome de su agarre.
-Como
si nunca te hubieras rateado de esa clase… -Giré los ojos y me crucé de brazos.
-Okey.
Hablemos. –Cedí en un suspiro.
-De
verdad lo lamento mucho. Lo que dije… De verdad no significó nada siquiera.
-Significó
algo para mí. –Respondí acomodando la correa de mi bolso sobre mi hombre. Clara
señal de timidez.
-Si,
no lo quise decir de esa manera. A lo que me refería es que no pensaba cuando
lo decía y que…
-Liam.
–Lo interrumpí. –Tenías razón. –Miré inmediatamente al piso. Malditos zapatos.
Ni valía la pena contemplarlos. No me distraían en lo absoluto.
-¿Qué?
–Preguntó confundido.
-En
lo que me dijiste. Tenías razón. Soy egoísta. Demasiado, la verdad. Y también
soy pésima hermana. –Las lágrimas picaron en mis ojos. Utilicé la mano con la
que no sostenía la correa de mi bolso para sacarme el pelo de la cara.
-No.
Las cosas que dije no son ciertas. Estaba enojado, y fui un completo estúpido.
De verdad.
-Luego
de que me dijiste todas esas cosas, me puse a reflexionar. Y siempre que quería
encontrar una razón para probar que te equivocabas, encontraba una razón por la
que estabas en lo cierto.
-¿Qué
es lo que intentás decir? Porque de alguna manera siento que estás rompiendo
conmigo. Y es raro, porque somos hermanos…
-Lo
que trato de decir es que… Tal vez sea mejor separarnos un poco. Vivimos en la
misma casa, y nos juntamos con el mismo grupo de amigos, así que claramente nos
vamos a ver diario. –Las lágrimas comenzaron a resbalarse por mis mejillas
incontrolablemente. –Pero creo que es mejor para vos que te de tu propio
espacio.
-¿Qué?
No. Eso es ridículo… -Susurró.
-No
es como si dejáramos de ser hermanos o algo… Solo, no tan unidos. –Me limpié
las lágrimas y me comencé a alejar lentamente sin dejar de mirarlo. –Después de
todo era lo que querías, ¿no?
-Eso
no es lo que quiero. –Se apresiró a decir.
-Es
lo que me diste a entender. Además, no quiero sentirme como una carga para vos.
-¿Quién
dijo que sos una carga? –Preguntó, mientras se le quebraba la voz.
-Por
Dios. Tuviste que lidiar conmigo desde los ocho años. Soy la hermana
insoportable de la que obligatoriamente te tenés que hacer cargo porque no te
queda de otra. Hasta yo me di cuenta de eso.
-_______...
-No,
Li. Dejala por acá. Vamos a llegar tarde a clase. –Di media vuelta y me metí de
vuelta al colegio, dirigi
éndome directo al baño.
….
-Llega
tarde, Señorita Payne. –Habló la profesora de música, con un agradable tono
claramente fingido.
-Agradecé
que vine. –Dije sin dejar de caminar hacia un aciento libre. Tiré mi bolso a mi
lado y me recosté en la silla justo para escuchar una risa fingida por parte de
la profesora.
-Que
graciosa… -Miré confunida hacia atrás y vi al Inspector Raynold junto al
director mirándome fijamente.
-¿Ésta
es la chica prodigio de la danza? –Alcancé a oír que el Inspector le decía al
director.
-Simplemente
está en un mal día. –Se escusó éste, con una risa nerviosa. A su vez sentí la
mirada de todas las personas en la sala. Pero no me importaba nadie. De todas
maneras, inconcientemente busqué su cara entre la gente. No estaba.
-Señorita
Payne, ¿le importaría…? –Preguntó la profesora señalando un rincón del salón.
Puse los ojos en blanco y me paré pesadamente de la silla hasta el rincón
opuesto de la sala.
-¿Qué?
–Escupí amargamente. No estaba de humor para nada en este momento.
-Entiendo
que tenga un mal día, pero de verdad necesito que cante frente al Inspector.
–Solté una carcajada seca. Esta mina quería impresionar al inspector, y
pretendía usarme para ello. Además, como si no hubiera más gente en la case que
cantara. Y me refiero a cantar de verdad, porque yo chillo.
-No
soy una persona a la que se le pueda pedir un favor, y menos en este momento.
-Por
favor. Hago lo que me pida. -¿Me estaba rogando? Dios mío.
-Incluso
si quisiera, que no quiero, no canto bien, y no estoy de humor como para hacer
el ridículo frente al Inspector.
-Usted
va a ir a una universidad de Artes, ¿cierto? Soy muy reconocida en las
uiversidades a lo largo de Gran Bretaña y Estados Unidos. Puedo escribir una
muy buena recomendación para usted. Solo tiene que cantar una canción. Por
favor. –Lo pensé por un momento. ¿Hago el ridículo una vez más y recibo una
recomendación para la universidad? Pásenme el micrófono.
-Okey.
Lo haré. –Dije en un suspiro. Me separé de ella. –Zayn, al tablero. Louis, al
piano.
Ambos
se miraron confundidos, pero no dudaron en pararse y caminar hacia mí. Sabia
decisión. En este momento es mejor hacer lo que digo, o probablemente no
terminen bien. Les hablé de la canción que iba a cantar, y Louis caminó hacia
el piano, mientras que Zayn fue a la consola de música.
-No
me dijiste que también cantaba, Byron. –Comentó el Inspector, aplaudiendo junto
con el resto. Esta gente no tiene gusto en música, si le gusta como canto.
-Era
una… Sorpresa. –Respondió el director, también tratando de impresionarlo.
-El
chico… El del piano. Él también es bueno.
-Tomlinson.
–Respondió el director. –El también tiene preferencia por su talento.
Luego
de eso solo dejé de escuchar y me senté de vuelta en mi asiento. ¿Así decíamos
que eramos? ¿Preferenciales por nuestro talento? ¿Habrá alguien más que sea
preferencial por su talento, como Louis y yo?
El
timbre de final de clases sonó. ¿Cuánto tiempo estuve en el baño?
Levanté
el bolso del piso y salí de la clase. No tenía ganas de hablar con nadie.
-¡_______!
¿A dónde vás? –Preguntó Alison, corriendo detrás de mí para alcanzarme.
-A
casa. –Respondí sin dejar de caminar.
-Tenemos
práctica de las porristas. Marcie va a ponerse como loca si no vas. –Podía ver
como todas las chicas corrían pechando gente para mantenerse a mi lado.
-A
la mierda con Marcie. –Respondí sin parar de caminar. Micki me frenó de golpe.
Tan linda y delicada como la ven, es solo una fachada. Es la agresiva del
grupo.
-El
viernes es el juego de apertura. No podés faltar a esta práctica. –Me dijo sin
soltarme el brazo. Millones de adolescentes se apresuraban para salir del
colegio mientras tanto.
-Exacto.
Es la apertura. Van a haber millones de partidos durante la temporada a los
cuales puedo ir.
-No
si la entrenadora te echa del escuadrón… -Dijo Micki, mientras pasaba un mechón
de cabello detrás de su oreja.
-Te
va a despejar la mente. –Me dijo Ali. El pasillo ya estaba casi vacío.
-Claro.
Ver la horrenda cara de Marcie definitivamente me va a despejar la mente. –Recibí
una mirada reprobatoria de Micki. –Okey. Voy. –Dije en un susurro, rindióndome.
Durante
toda la práctica de animadoras fui un zombie, con todas las letras. No estaba
concentrada en lo absoluto, confundía o olvidaba los pasos, y no tenía ganas de
hacer ninguna rutina. Liam decidió aparecer en la práctica de rugby.
Seguramente no hubiera venido si no fuera por que el viernes es la apertura. Si
puedo opinar, estaba incluso peor que yo. Creo que terminó con un hombro
dislocado, o algo así. ¿Qué me debería de importar a mí, no?
….
El
único intercambio de palabras que tuve con Liam fueron “¿me pasás la sal?” y
“buen provecho” al terminar de comer. Me lamentaba haber peleado con Liam. Pero
es lo mejor para él. No para mí. Dénme un mes sin Liam para morir. Pero él… El
va a estar diez veces mejor sin tener que ocuparse de mí.
Siempre
pensé que yo era el obstáculo que le impedía a Liam ser completamente feliz.
Pero el egocentrismo me cegaba. Yo estaba feliz, y no me importaba, de alguna
manera, como él se sintiera. Hacer esto va a beneficiarle. Como aquel capítulo
de Drake & Josh, en el que Josh se peleaba con Drake, y lo empezaba a
ignorar, logrando como resultado una mejora en su vida, tanto desde un punto
físico, como de un punto mental, como de un punto social. Solo quiero lo mejor
para Liam. Él hizo tanto por mí… Verdaderamente no lo merezco.
Se
sentía raro. No me imaginaba la vida sin mi hermano. Hacemos todo juntos. Él
forma parte de los mejores recuerdos que atesoro en mi memoria. Pero no creo
formar parte de los suyos. Quiero que él esté bien. Y si para lograr eso,
significa que tengo que darle su espacio, estoy dispuesta a correr el riesgo
por él.
….
-¿Entonces?
¿Qué te parece, _______? –Escuché decir a Anna, logrando que volviera a prestar
atención a la conversación.
-¿Qué?
–Pregunté.
-Ali
dice que la fiesta después del juego la hace Mark, y que no conviene ir a sus
fiestas. –Cierto. –Así que pensé que podríamos ir a casa a dormir luego del
juego. Creo que no hemos tenido una pijamada solo de chicas desde que llegamos.
-Yo…
No se si pueda ir. –Respondí dándole un bocado a mi comida.
-_______,
entendemos que estés deprimida por todo el tema de Liam, pero tampoco te vas a
encerrar en una burbuja de por vida… -Dijo Angie. Mirándome con sus grandes
ojos marrones llenos de ingenuidad hasta casi me daba lástima reírme de ese
comentario. Dije Casi.
-Créanme,
superé totalmente el tema de Liam. –Todas me miraron desconfiadas. –En cerio.
Confíen en mí. Es más, si siguiera afectada por eso, haría hasta lo imposible
para salir de mi casa y no tener que verlo. –Mentí. No quería que ellas
terminaran preocupándose por mí. Claro que no había superado lo de Liam. Pasar
de estar las veinticuatro horas del día con mi hermano, a raramente hablar, y
hacer de un cruce de miradas incómodo… No es algo que supere de un día para el
otro. Las cuatro se miraron entre sí.
-Entonces
no veo razón por la cual no puedas venir. –Dijo Micki con una sonrisa. –Tengo
clase. Nos vemos a la salida. –Se paró de la mesa, tiró los restos de su comida
y desapareció por la puerta.
-Si,
yo también. –Dijo Angie.
-Todas,
de hecho. –Respondió Ali, respaldada por un asentimiento de cabeza por parte de
Annie.
-Yo
no. –Respondí recostándome contra la pared, aún en la banca del comedor.
-Tenemos
práctica después de clases. Más te vale ir. –Puse los ojos en blanco y asentí
con pesadéz mientras metía una hoja de lechuga en mi boca.
El
sonido de la campana me salvó de más regaños, y con una última sonrisa
voltearon rumbo a la puerta de salida de la cafetería. Continué comiendo mi
ensalada en completo silencio, con la mente completamente en blanco, y la
cabeza apollada en mi mano.
-Que
no se te caiga la cabeza. –Dijo Harry llegando por atrás y moviendo mi brazo
bruscamente de manera que como mi cabeza estaba apollada en él, calló.
-Imbécil.
–Respondí acomodándome en el asiento. Mi mejor amigo se sentó frente a mí en la
mesa.
-Yo
también te amo. –Respondió sarcástico, dándole un mordizo a una papa frita con
queso.
-¿Tanto
como para hacer algo esta noche conmigo? –Pregunté con una sonrisa forzada.
-Aunque
quisiera, no puedo. –Habló con la boca llena de hamburguesa.
-No
me digas que vas a la fiesta de Mark… -Suspiré, y metí otro bocado a mi boca.
Él negó mientras daba un sorbo a su agua.
-Tengo
que terminar un reporte para la clase de Inglés. Y por terminar me refiero a
empezarlo. –Dijo en un tono de no querer hacer ese bendito trabajo.
-¿Vos?
¿Haciendo un trabajo? –Reí. –No te creo. –Él giró los ojos.
-Lo
tuve que haber entregado la semana pasada. Y si no lo entrego para el lunes,
repruebo. –Me explicó sin parar de comer en ningún momento. ¿De donde sacan los
chicos tanto apetito?
-¿Reprobar?
¿Acabamos de empezar el año y ya vas a reprobar? Tenés todo el año para
reponer…
-Tratá
de explicárselo al señor Clint. –Reí un poco. -¿Y por qué te urge hacer algo
esta noche? –Negué lentamente.
-Nada.
–Respondí dando un sorbo a mi agua.
-A
mi no me mentís. –Suspiré.
-Las
chicas quieren hacer una pijamada después del juego, y no tengo ganas. No es la
gran cosa. –Continué comiendo, restándole importancia al asunto.
-¿Seguís
afectada por lo de Liam? -¿Por qué todo el mundo deduce que ese es el problema?
Negué nuevamente.
-No
lo estoy, Harry. Ya lo superé. Te lo dije millones de veces. –Me molesté. Si
bien era una mentira, hablar al respecto no mejoraba las cosas. –Como sea.
–Dije parándome de la mesa y agarrando mi bandeja de comida. –Me voy. –Tiré los
restos de comida a la basura y desaparecí por la puerta que da al patio del
colegio.
Me
dirigí directo a un banco medio escondido, en un lugar algo alejado del
establecimiento, y comencé a leer para poner mi mente en otra cosa por un
momento, al menos.
Si,
puede ser que esté sobreactuando, ¿pero qué? ¿No puedo tener una mala semana y
ya? No estoy en mis mejores momentos, y solo quiero descansar un poco de todo
el drama. Pero, por otro lado, Anna tiene razón. No puedo seguir ahogándome en
mi río de llanto para siempre. Tengo que superar lo de Liam, lo se, y no estoy
haciendo nada al respecto. Hasta ahora.
….
A
la hora del partido inagural, canalicé toda mi rabia en algo positivo: animar.
Lo transformé en alegría, y logré sobrevivir al juego. Se sentía mejor que mi
plan de exguinsarme el pie en el ensayo, y terminar el viernes en la noche
tirada en mi cama mirando un maratón de Full House con el pie en alto. El medio
tiempo se hizo presente, y me senté en las gradas a descansar.
-Hablando
de cambios de ánimo… -Dijo Anna, sentándose a mi lado y pasándome una botella
de agua. Le sonreí mientras la aceptaba.
-Les
dije que estaba bien. –Respondí sin quitar la sonrisa de mi cara. Tomé un sorbo
de agua.
-Ver
para creer, zorra. –Hubo un momento en el que ambas nos quedamos sin decir
nada, mirando al campo de fútbol, como los chicos descansaban, estiraban, y se
rociaban agua por todo el cuerpo. –Esos chicos de Rosewood si que están buenos.
–Escuché decir a mi amiga, sin mirarme.
-Sip.
Demasiado. –Respondí dando otro sorbo de agua.
-Entonces,
¿venís esta noche? –Preguntó con una sonrisa, volteando hacia mí.
-¿Tu
hermano va a estar? No tengo ganas de andar peleando hoy. –Volteé a verla y le
brindé una sonrisa.
-Él
y los demás van a la fiesta de Mark. Lo sabrías si le dirigieras la palabra a
tu hermano…
-Lo
hago. Solo que solo me responde lo que le pregunto, y viceversa. Y no le
pregunté si iba a la fiesta de Mark. Por lo que no me lo dijo. –Me paré y me
estiré un poco. El medio tiempo había terminado, y era tiempo de volver a
animar. –Les dije que había superado lo de Liam. Me parece que las que lo
tienen que superar son ustedes… -Le sonreí por última vez. Ella me devolvió la
sonrisa y me alejé lentamente hasta llegar a donde estaban las demás.
Finalmente
el partido terminó. La última anotación fue en manos de Louis, dejando el
partido en veintisiete-treinta, logrando la victoria de nuestro equipo. Las
gradas se pusieron eufóricas, y me vi obligada a seguir al resto de animadoras
al pelotón donde todos los del equipo, incluyendo al entrenador y a los
suplentes, saltaban y festejaban su triunfo. Ahora se unían las animadoras.
Logré ver entre la gente como Marcie corría directo a los brazos de Louis. No
pude evitar retorcerme de la risa, considerando que Louis se estuvo quejando de
ella la semana entera.
-Reírse
de la desgracia agena no está bien. –Mi risa cesó abruptamente.
-Buen
juego. –Dije con una pequeña sonrisa. Dije que iba a superarlo, e iba a
intentar lo que fuese necesario para hacerlo.
-Gracias.
–Respondió Liam con la misma pequeña sonrisa que yo. –Buenas porras.
-Gracias.
–Hubo un momento incómodo en el que ninguno habló, solo nos dedicamos a ver
como todos festejaban, y los jugadores se dedicaban a aprovechar el momento
para toquetear a las porristas. Típico. –Entonces… Anna dijo que iban a la
fiesta de Mark… -Dije para romper la tensión.
-Si,
si. –Respondió, rascándose la nuca. Conozco a mi hermano y se que cuando hace
eso está nervioso, o incómodo. O ambos.
-Tengan
cuidado. –Dije seria. Diga lo que diga, no puedo impedir que Liam se haga daño
aunque yo no esté. Y las fiestas de Mark son cualquier cosa. Incluso para mí.
-Claro.
–Antes de que pudiera terminar la palabra, siento que me cargan y me ponen en
el hombro. No tuve que verle la cara para saber quien era.
-¡Harry,
bajame ahora! –Grité mientras reía. Podía ver como eludía a la gente.
-¡Sandwich!
–No comprendí a lo que se refería sino hasta que me dejó en el piso y me
presionó contra el cuerpo de otra persona, dejándome a mí en el medio de ambos.
No
hacía falta aclarar quien era el otro ser humano. Ambos empezaron a saltar,
apretándome más, y despeinándome en el proceso. Yo no paraba de reír.
-¡Basta!
–Exclamé sin parar de reír. –Están todos sudados y asquerosos. –Harry vio a su
hermana y salió corriendo hacia ella. –Eso es, andá a atormentar a tu sangre.
–Grité, mientras descansaba un poco. Tanta risa cansa. Pero hacía rato que no
me reía tanto.
-¿No
merezco un premio por anotar el tanto ganador? –Preguntó Louis, una vez que
Harry ya estaba cargando a su hermana sobre sus hombros y girándola sin
control.
-Claro.
–Respondí aún algo agitada. –Marcie estaría encantada de dártelo. –Sonreí
cínicamente.
-¿Celosa?
–Preguntó enarcando una ceja.
-¿Luzco
celosa? –Ya ni intenté enarcar una ceja. Nunca pude y nunca voy a poder. Pero
si pudiera, este sería el momento ideal para hacerlo.
-Si.
–Largué una carcajada. –Solo un beso. Un beso y no jodo más. –Insistió. La
gente gritaba y estaba en lo suyo, y nadie nos prestaba atención. Bueno, casi
todos. Marcie estaba atenta a cada movimiento. Y estaba verde de los celos.
-Que
no. –Respondí aún riendo. Me sujetó firme de la cintura.
-Dale.
Nadie está viendo. –Estaba erróneo. Pero Marcie no es necesariamente una
persona.
-Soltame
o grito. –Dije con una sonrisa pícara. Él me miró de la misma manera y me
soltó, poniendo los brazos en alto donde pudiera verlos. –Inteligente elección.
–Pero antes de que pudiera voltear e irme, me tomó por la cintura y comenzó a
darme vueltas. –¡Basta! –Grité sin parar de reír. Finalmente me bajó.
-Me
temo que me tengo que retirar, señorita. –Dijo con una sonrisa, mientras besaba
mi mano.
-Me
temo que a nadie le importa, señorito. –Le di una última sonrisa y dando media
vuelta desaparecí entre la multitud.
Comencé
a divagar entre la multitud hasta encontrar una cara conocida: Micki. Me quedé
parada a un par de metros de ahí mientras terminaba de comerle la boca a Dean.
Siento que Alison me abraza por los hombros mientras las dos nos quedamos
viendo como aún seguían besándose.
-¿Vas
a la fiesta de Mark? –Le preguntó Dean a Micki, quien no sacaba la sonrisa de
la cara ni aunque le paguen.
-No,
no voy. –Respondió esta.
-Okey,
nos vemos mañana, entonces. –Le dio un último beso en los labios y se fue. Esa
fue nuestra señal de poder acercarnos.
-¿Y
eso? ¿Qué onda? –Pregunté yo con una sonrisa.
-¿Son
novios? –Preguntó Ali de la misma manera que yo.
-No,
no somos novios. –Respondió Micaella con una sonrisa. –Saben que no soy muy de
atarme a alguien y eso…
-Dejate
de joder, Micaella. Admití que te puede. –Yo y mi gran manera de expresarme
vamos a conseguir un premio próximamente. Ella rió.
-Un
poco, puede ser… -Respondió sonrojándose. Ambas nos reímos y proseguimos a
encontrarnos con el resto de las chicas. Era hora de nuestra famosa primer
pijamada solo de mujeres. ¡Yay!...
Luego
de llegar a la casa de Anna, una por una nos bañamos y nos pusimos el pijama.
No es una típica pijamada nuestra si no nos ponemos el pijama apenas
estuviéramos todas. Forma parte de las prendas más adelante cuando se nos da
por jugar a verdad o desafío, o algo por el estilo.
Nos
tiramos todas en diferentes sillones de la sala de estar. La casa estaba vacía.
La madre de Annie estaba en una conferencia fuera de la ciudad, y había llevado
a su novio con ella. Y Louis estaba en la fiesta de Mark. O sea que teníamos la
casa para nosotras solas. De mi bolso comencé a sacar una selección variada de
bebidas sin alcohol que muy legalmente había comprado yo misma –ya que tengo
dieciocho años- y las fui poniedo sobre la mesa de café en el medio.
Una
botella de Jack Daniels, una de nuvo, dos botellas de José Cuervo, una botella de
Absolut Vodka, veinte latas de Smirnoff ice y cinco de Heineken adornaban la
mesa de café. Claro que no había traído todo yo sola. Yo había traído el Jack
Daniels, la botella de nuvo y una de José Cuervo, el mejor tequila según yo.
Micki había convencido a Niall de que comprara la otra botella de José Cuervo y
la botella de Absolut. Y Annie encontró las latas de Smirnoff ice y las de
Heineken en su casa, seguramente fueran de Louis.
-¿No les
parece mucho? –Preguntó Angie.
-Nah.
Está perfecto. –Respondí sentándome en el piso.
-Sabés
que el alcohol no soluciona tus problemas, ¿no? –Entiendo que Angie esté
preocupada porque las dos últimas veces terminó vomitando, pero no era tanto.
Repartido entre cinco…
-Tampoco
el agua, Ang.
Y con
todas las bebidas preparadas, la sal y el limón para acompañar el tequila,
varios shots y un vaso para cada una, la diversión comenzó.
Un shot
de José Cuervo para cada una inició la ronda. Comenzamos a Jugar a verdad o
desafío, lo cual nosotras llamamos “verdad o bebe”. Yo elegía en cada
oportunidad que podía desafío. No soy muy de confesar cosas. Pero cada tanto
respondía verdad, para no parecer reservada o algo así. Por ende, era la más
borracha de las cinco cuando el reloj dio las tres de la madrugada.
Micki me
seguía. Rehusándose a explicarnos su vida amorosa con Dean, ya que ni ella
sabía lo que estaba pasando, había elegido mayoritariamente desafío. Y dentro
de todas las demás estaban más o menos igualadas.
A eso de
las doce habíamos pedido una pizza a domicilio. Y pobre la desgraciada que le
eligió desafío cuando el repartidor llegó, ya que tuvo que abrirle en ropa
interior. Claro que fui yo. Pero ya estaba lo suficientemente borracha en ese
punto para hacer ese tipo de locuras. Bueno, verdaderamente haría eso sin una
gota de alcohol en mi organismo. No soy la persona más cuerda del mundo, eso
está claro.
Obviamente
llegó un punto en el que nos aburrimos del juego, y simplemente comenzamos a
beber y a hacer locuras con la música a todo volumen.
Llegó el
momento en el que no estábamos concientes ni de lo que hacíamos, ni de lo que
decíamos. El alcohol ya se había apoderado completamente de nuestro organismo.
Yo bailaba sobre la mesa al ritmo de Treasure,
de Bruno Mars, con un una botella llena hasta la mitad de José Cuervo, mientras
daba un par de sorbos de vez en cuando. Micki y Annie estaban sentadas en el
piso jugando un juego de manos, como los que jugábamos cuando éramos pequeñas
con una pegajosa melodía, mientras se gritaban y retorcían en el piso de la
risa. Alison saltaba en el sillón, y a Angie le habían venido ganas de hacer un
licuado de frutas, el cual consistía de treinta porciento frutas y setenta
porciento vodka.
La
puerta de entrada se abrió dando paso a Louis. Yo estaba borracha, pero se que
no son horas de regresar de una fiesta… Al cerrar la puerta sonrió. Apagó la
música dejando solo las voces de Micki y Annie resonando de fondo.
…Anoche fui a un baile, y un
chico me besó. Le di una cachetada, y todo se acabó. Mi hermana tuvo un hijo, y
luego lo mató. Lo hizo picadillo y después se lo comió…
¿Qué
clase de canciones mórbidas cantábamos de niños?
-¿Qué
hacen? –Preguntó. Parecía cansado. Por su forma de caminar, y de hacer gestos.
No los hacía con la gracia de siempre. No es como si yo me fijara en los
detalles de Louis, claro…
-¡Boo!
¡Volvé a poner la música! –Exigió Alison, dándole un sorbo a uno de los vasos.
And á a saber de cual de las cinco era ese vaso…
-Yo soy
el que fui a una fiesta y estoy más sobrio que ustedes… -Comentó riendo.
Esquivó a Micki y a Annie que seguían sentadas en el piso y caminó hacia mí.
-_______ bajate de la mesa. –Me pidió riendo mientras estiraba los brazos para
ayudarme. Negué con la cabeza y le di otro sorbo a la botella de tequila,
mientras sentía como el ardor recorría mi garganta, y caía en mi estómago como
una cascada de ácido. Aún así la sensación era extraordinaria. -_______ te vas
a lastimar. –Esta vez no esperó a que yo cediera. Directamente me tomó en
brazos y me bajó. Una vez que estaba en el piso me sacó la botella de la mano.
–Me voy a llevar esto…
-¡Hey!
¡Eso es mío! –Arrastré las palabras. Hasta a mí me sorprendía estar en este
estado. Yo soy de las que se controlan en pedo, pero se ve que había exedido mi
límite de alcohol para estar coherente.
-¿Noche
dura? –Escuché decir a Angie. Ella dentro de todo era la más sobria. Ojo, no
digo que no esté borracha. Solo que no tanto como todas nosotras.
-Que
alguien mate a Marcie, por favor. –Le contestó mientras se dirigía a las
escaleras.
-Yo
traté. Pero la perra es inmortal. –Nuevamente, a pesar de mi intento de no
hacerlo, las palabras salieron de mi boca como una cascada de agua. Louis se
rió, no se si por mi comentario o por la forma en la que hablé. Yo ya ni
controlaba lo que decía.
-Traten
de no vomitar en la alfombra, por favor. –Dijo antes de desaparecer por el
pasillo en donde terminaban las escaleras, con mi botella en la mano.
-Fin de
tu narración.-
-Narrador
omnisciente.-
Louis
subió hasta su habitación dándole sorbos a la botella que segundos atrás había
robado de la mano de la morena. Se había vuelto antes de la fiesta porque la
constante insistencia de Marcie le había sacado las ganas de festejar. Además
de que la fiesta no estaba tan buena que digamos. Todo el mundo estaba
extrmadamente borrachos y vomitando por todos lados, y los que no estaban
fumando marihuana en algún rincón de la casa. Incluso cuando trató de entrar al
baño para esconderse de Marcie, localizó a dos chicas inhalando cocaína. Por
esto es que las fiestas de Mark tienen mala fama. Llegó un momento en el que
decidió irse. No avisó a nadie, ni sabía si sus amigos seguían en la fiesta o
se habían ido.
Se tiró
en la cama sin hacer de su cuarto y prendió la televisión. Sin ganas de
cambiar, decidió dejar la maratón de The
Big Bang Theory mientras daba interminables sorbos de tequila.
Su celular comienza a
sonar. En la pantalla se leía “Liam”.
Atendió, no sin antes dar un sorbo de tequila.
-Hola. –Contestó luego de
tragar.
-¿Seguís en la fiesta?
–Preguntó el chico. No se escuchaba música de fondo, así que era claro que Liam
se había ido de la fiesta.
-Noup. –Respondió dando
otro sorbo de José Cuervo. –Estoy en mi habitación, con mi amigo José. –Dijo
Louis, examinando la botella.
-Sabes que apoyo tu
sexualidad, pero no quiero detalles. –Louis rió, contagiando a Louis a su paso.
-Andá a cagar, puto.
-¿Por qué te fuiste?
–Preguntó en un suspiro.
-Era un embole. –No mentía
completamente, solo omitió detalles. -¿Vos?
-Si, lo mismo. –Ambos
mentían respecto a por qué se habían ido de la fiesta. Nada grave en ambos
casos. –Como sea, muero de hambre. Se me antojó comida china, pero al parecer
se les calló el sistema y no pueden entregar a delivery. ¿Sabés que es lo peor?
Que me dijeron eso después de pedirme todos los datos. ¿No podían decírmelo
antes de gastar saliva en ellos? Malditos chinos.
-Hey, no critiques a los
chinos. Hacen buena comida. Excepto la parte en la que comen perros, y grillos…
-Louis rió. El alcohol que ya de por sí había tomado en la fiesta, más el
cuarto de tequila que llevaba de ahora habían empezado a surtir efecto.
-En fin… Te llamaba con la
esperanza de que me incentivaras a ir por comida yo mismo.
-¿Me viste cara de
porrista? –Preguntó el ojiazul, dándole otro sorbo a la bebida.
-No. Pero te verías sexy
en el uniforme… -Respondió el castaño de broma.
-¿Quién es el gay ahora?
–Ambos rieron. –Aunque ya lo sabía. Me veo sexy en todo.
-Puto. –Respondió Liam
riendo.
-Dale, no seas culo roto y
levantá el ojete. ¿No tenías ganas de comida china? Movete, flaco. Hacé algo
por tu vida, pajero. Dale, andá a comprar comida.
-Okey, voy. Pero solo para
que me dejes de insultar. –Louis colgó el teléfono.
….
El sonido del celular
logró que Louis se despertara. Abrió los ojos un poco. La única luz de la
habitación provenía del celular, pero era lo suficientemente brillante como
para iluminar alrededor. El castaño siquiera recordaba dormirse. Aún seguía
usando la misma ropa con la que fue a la fiesta de Mark, y la botella de José
Cuervo estaba vacía al lado del teléfono, en la mesa de noche. Le tomó unos
segundos acostumbrarse a la luz antes de agarrar el teléfono, el cual por cierto
seguía sonando bastante fuerte. Además de eso, no se escuchaba ningún ruido en
la casa, lo que confirmaba que probablemente las chicas ya estuvieran
durmiendo. Antes de contestar miró la hora. Cinco menos cuarto de la madrugada.
¿Quién mierda me llama a esta hora?,
pensó el ojiazul.
-¿Hola? –Contestó. Se
sentó en la cama y se fregó los ojos.
-Hola, estoy llamando del
hospital St. George. ¿Conoce a Liam Payne?
-Si. –Contestó
rápidamente. Esa última oración logró despertarme por completo.
-Disculpe la molestia, pero el señor Payne tomó
lugar en un accidente automovilístico. -------------------------------------------------------------------
Lindas, perdón por la tardanza. Acá el capítulo, que va super largo como regalo de navidad para todas. Espero que hayan pasado una navidad estupenda, y muchas gracias a todas las que me desearon una feliz navidad. Las adoro a todas. ¿Qué les regalaron en navidad? ¿Cómo pasaron? Cuéntenme en los comentarios. Las adoro, chicas!!!!
-Juu
PD: Louis tiene 22. "FUCK THAT!" -Louis William Tomlinson.