sábado, 10 de mayo de 2014

Capítulo veintiocho: "Na Na Na".





-No… Puede ser lo que estás diciendo. El otro día, vos estabas extremadamente feliz por algo, y de la nada yo también estaba feliz. El día del comienzo del otoño, ¿te acordás? Y lo eh sentido antes. Es raro. No tengo sentimientos fijos, pero si como una alerta.
-Y… ¿por qué? –Pregunté, esperanzada de que él supiera la respuesta.
-No tengo ni la más pálida idea…
-Zac Efron. –Respondí seria sin mirarlo.
-¿Eh? –Preguntó confundido mi hermano.
-Zac Efron es la respuesta para todo.
-¿Y eso por qué?
-Porque está divino. Duh.

Pasaron los minutos y ninguno estipuló palabra alguna. Estábamos simplemente callados, mirando al techo. Yo, por mi parte, simplemente apreciaba el hecho de que finalmente me haya reconciliado con mi hermano. Añoraba tanto esto, y eso que solo fueron un par de semanas. Lo que va a ser de mi vida cuando Liam se case y se vaya a vivir con su esposa. Y me refiero solo a Liam porque está más que claro que yo no me voy a casar en un rato bastante largo. Planeo vivir lo que me queda de libertad, y probablemente casarme con Harry cuando cumpla los treinta y cinco. Se que tener a Harry de back up plan no era la mejor opción. Probablemente esté más destruido que yo, pero tiene una cara linda. Y las caras lindas ganan plata. Y eso es todo lo que yo necesito. Aunque obvio planeo hacer algo por mi vida yo… ¿Cómo es que pasé de hablar de mi reconciliación con Liam a la futura y desastrosa vida de Harry?

Tema con Liam solucionado. Ahora puedo oficialmente regresar a mi vida normal, que últimamente se basa alrededor de Louis. ¿Cómo llegué a eso? Que alguien me diga. Nos peleamos, nos arreglamos, nos besamos, nos peleamos de vuelta. Es un puto círculo vicioso. ¿Cuál es el objetivo de esto? No tiene, claramente. Somos dos pelotudos rompiendo las bolas por la vida.

Es gracioso, porque salir con el mejor amigo de tu hermano es como el sueño de la piba… En mi caso vendría a ser la pesadilla. Estar con Louis me está limitando mi diversión. Cuando antes estaba con cinco por noche, ahora es cruzarme a Louis en un boliche y mandármelo sin chistar. Yo entiendo que el pibe esté divino, que siempre sepa que decirme, que me pueda, y todas esas cosas. Te las banco. Pero no da armar mi vida alrededor de él. Por Dios, ¿acabo de decir que Louis me puede? Soy merecedora de un manicomio.

Esta es mi yo sobria hablando, de todas maneras. No tengo control sobre mi yo ebria. Y eso es lo que no cuadra en la ecuación.

Yo ebria + Louis ebrio = sesión interminable de besos apasionados.

No hay vuelta. Tengo que de alguna manera dejar de pensar en Louis. ¿Estar con otra persona tal vez?... Tengo fuertes creencias de que eso no va a funcionar. Al tener prohibido estar con el otro probablemente solo termine incrementando nuestras ganas de estar juntos. Además, lo que no quiero hacer justamente es atarme a una persona, y es la parte esencial del plan. Descartado.

Convencerme de que no me atrae Louis es bastante difícil. Y la última idea que se me ocurre es aplicar a la moral. Tengo que buscar una manera de que estar con Louis me haga sentir culpable… Como, por ejemplo, el echo de que Liam odiaría que esté con uno de sus amigos.

En sí, tiene sentido. Que tu hermanita se coma a tu mejor amigo es asqueroso, entre otras cosas. Además, solo lograría que Liam y Louis se terminen peleando. Si cada vez que yo estaba con Harry se ponía como puta barata, me imagino ahora. Por eso la mayoría de veces no le comentaba a Liam que había estado con Harry, o a esta altura éste último estaría pudriéndose en algún lugar recóndito del ático; y por más que me encante la idea de que Louis se pudra en un lugar recóndito del ático, no me parece lo más ético para hacer. Y, por sobre todo, Liam se enojaría conmigo, no solo porque esporádicamente me engullo a su mejor amigo, sino porque se lo estuve ocultando. Y lo último que quiero es que Liam se vuelva enojar conmigo. Ya quedó bastante claro que la vida sin él es un asco.

Buenísimo, no solo había encontrado una razón para finalmente abstenerme de Louis, sino que hasta me lo había creído. De hoy en más, no más juntadas clandestinas con Louis, y ya que estamos no más peleas tampoco. Me llegué a dar cuenta de que esas peleas estúpidas solo llevan a más sesiones de besos candentes. Es como si el echo de que lo desafíe y contradiga lo excite o algo. Y, tal vez, solo tal vez, la situación se de viceversa.

….

El choque del agua contra nuestras caras logró despabilarnos por completo. Me senté en la cama de golpe. La resaca empezaba a dar señales de vida. No era tan fuerte como esperaba. Seguramente mi pequeño viaje al hospital había ayudado en algo.

-¿¡Qué carajo!? –Preguntó mi hermano secándose la cara con las palmas de las manos. Yo lo imité mientras aclaraba la vista para ver de quien se trataba.
-El vocabulario, nene. –Respondió mi madre. Estaba vestida como normalmente iría al trabajo, o sea uno traje marrón y zapatos cómodos, pero no tan feos como se ven usualmente en los hospitales. Gracias a Dios mi madre no se vestía como el resto de enfermeras y doctoras que inundaban los pasillos. Esos trajes verdes que parecen de tela TNT, y para peor, con crocs. Siquiera puedo pensar algo positivo de las crocs, y menos combinados con un traje de enfermera. Diugh.
-¿Por qué me tiraste agua? –Preguntó nuevamente Liam. Yo aún estaba media adormilada como para contestar.
-¿Por qué condujiste el auto en estado de ebriedad a las cinco de la mañana? –Responder con una pregunta. Pocas veces había visto a mamá enojada. Y esta es una de ellas.
-¿Y yo? –Reclamé. –Yo no hice nada.
-Daños colaterales… -Respondió aún con el semblante severo. -¿Vos te das cuenta de la gravedad de tu situación? –Le habló a Liam. -¿Qué pasaba si te sucedía algo peor que esto? ¿Qué hago yo? –Ambos nos quedamos sin palabras. Mamá nunca se preocupaba por lo que hiciéramos o dejáramos de hacer. Esto es como ver una musulmana en bikini. Completamente inusual. –No puedo creer que de los dos, hayas sido vos el que termines en cama por irresponsabilidad…
-¿Qué estás tratando de decir? –Pregunté yo, ahora brevemente ofendida.
-Lo lamento, cariño, pero ambas sabemos que vos sos más capaz de cometer estupideces como esta. –No sabía si sentirme ofendida o qué… Puede que sea cierto, pero ella es mi madre. Se supone que me tiene que decir cosas lindas aunque sea un completo desastre, que lo soy. No tirarme la posta…
-Tampoco te la agarres con _______ que ella no tuvo nada que ver. –Me defendió Liam.
-Da igual. No estoy acá para hablar de _______. Les pedí por favor que se mantuvieran al margen. ¿Saben qué? Llego tarde al trabajo. Estás castigado. No salidas por una semana entera.
-Como si pudiera moverme, menos ir a bailar… -Respondió irónico mi hermano.
-Bueno, entonces… -Lo pensó unos segundos. –No computadora.
-Necesito la computadora para trabajos de la escuela.
-Entonces… -Pensó ya irritada. –No Harry.
-¡¿Cómo que no Harry?! –Entró el susodicho por la puerta, escuchando únicamente la última parte, y preocupándose.
-No Harry por una semana. Está dicho. –Insistió mirando hacia mi mejor amigo.
-¡No! ¡No nos hagas eso! No podemos vivir el uno sin el otro. –Harry siempre exagera las cosas. Siempre pensé que era para agregar humor, pero últimamente pienso que es parte de su personalidad.
-¡Es una semana! –Replicó mamá. –Y dejá de hablar así, Harold, que parecés homosexual. –Me tenté con ese comentario, pero me tragué la risa. Mi orgullo puede más, y no voy a reírme de un comentario de mi madre luego de cómo me trató.
-¡Lo soy! Y amo a Liam. No nos podés separar. Soy gay. –Afirmó finalmente. No era el momento, pero moría por reír.
-No vestido así. –Respondió mamá con una mirada gélida, antes de eludir a Harry y salir de la habitación. Internamente quería reírme, pero simplemente mi ánimo no ayudaba en mucho. Harry comenzó a inspeccionar su ropa.
-¿Qué tiene de malo la forma de vestirme? –Nos miró esperando una respuesta. Liam solo estalló de risa, y yo me quedé mirándolo inexpresiva. -¿No soy material gay? Perfectamente podría ser gay. Los gays están atraídos hacia mí. Si fuera gay, todos me querrían. Y no les importaría mi ropa… -Arrancó a divagar solo.
-¿En cerio? ¿Estoy empotrado en una cama con una pierna rota y lo único que vos pensás es en si tenés potencial para ser gay?
-Es un tema muy importante de discusión universal. –Respondió obvio.
-¿Tu homosexualidad es un tema importante de discusión universal? –Preguntó Liam riéndose.
-Ajá. -Respondió mi mejor amigo obviando la situación. De pronto me sentí encerrada. Como si me fuera a asfixiar. Tenía que salir. Despejarme un poco. Poner la mente en otro lado. O simplemente buscar un rincón en el cual llorar plácidamente. Cualquiera servía.

Sin decir más, me paré de la cama tratando con todas mis fuerzas que mis lágrimas se contuvieran lo máximo posible, o por lo menos hasta que esté sola. No quería que me vieran llorar y pensaran que me afectaba toda la situación, que aunque fuera cierto, prefería no demostrarlo.

Caminé a paso acelerado hasta la puerta, donde fui retenida por mi mejor amigo y su semblante preocupado.

-¿A dónde vas? –Preguntó mi hermano, mirándome desde la cama.
-A correr. –Planeaba dejarla por ahí y seguir con mi camino, pero eso solo levantaría sospechas. –Es una buena forma de sacar la resaca.
-¿Todo bien? –Preguntó esta vez Harry. Asentí con una leve sonrisa forzada en el rostro y continué camino hasta mi cuarto.

Me puse la primera ropa deportiva que encontré en mi ropero, sin mucho ánimo de combinar, y bajé directo hacia el comedor, donde mi mejor amigo esperaba contra la puerta.

-¿Lista? –Preguntó enderezándose. Lo miré confundida. –Ah, claro. Decidí salir a correr contigo. ¡Felicidades! –Comentó con una gran sonrisa.
-No tenés por qué. Puedo salir sola. –De verdad necesitaba ese tiempo para escuchar algo de música y correr hasta que las piernas no me den más.
-Como si tuviera algo mejor que hacer. Alison sigue en lo de Anna y estoy vetado de ver a Liam por una semana. Además, en el trayecto, podés contarme bien que es lo que te molesta. –Me dio una pequeña sonrisa traviesa y abrió la puerta, haciendo un ademán para que saliera.
-No hay nada que me moleste, Hazz. –Respondí en un tono dulce, tratando de que se olvidara del tema.
-¿_______ Payne siendo tierna? Necesitás intervención urgente. Andando. –Sabiendo que no se iba a rendir, tiré el IPod en el sillón, consciente de que ya no lo iba a necesitar, y salí por la puerta seguida por él.

Tal vez me vendría bien hablar un rato con Harry. Hacer que me despeje la mente y volver a la normalidad.

Comenzamos a trotar hasta llegar a un parque cercano al condominio, donde arrancamos a correr con más intensidad. Hice bien al permitir que Harry me acompañara. Al menos estando con él me prohibía a mí misma pensar en lo patética que soy.

Finalmente luego de media hora de correr alrededor del parque sin decir una palabra, decidí que era el momento de descansar un poco. Me tiré en el pasto mirando al cielo mientras sentía como mi caluroso cuerpo recibía el choque del frío de Londres. Entre respiraciones agitadas sentí como mi mejor amigo se acostaba a mi lado. Él no estaba tan cansado como yo, pero aún así tenía toda la cara roja y varias gotas de sudor resbalando de su cabello. Muchos chicos podrían lucir asquerosos de esa manera, pero Harry simplemente se las ingeniaba para parecer más sexy que lo normal. Finalmente me obligué a retirar la mirada de él y volví al cielo, mientras mi respiración se controlaba un poco, y retomaba mi ritmo cardíaco.

El cielo estaba despejado, solo con un par de nubes flotando aleatoriamente en él. Dentro de todo, era un lindo día de otoño.

-¿Ya me vas a contar que es lo que te atormenta? –Habló Harry, volteando la cabeza hacia mí. Su respiración aún estaba agitada, y sentí como tuvo que soltar algo de aire al terminar la oración.
-¿Sabías que el sudor es una respuesta de nuestro cuerpo para no morirnos acalorados? –Respondí, aún mirando al cielo. –El sudor, al ser frío, enfría nuestro cuerpo evitando que seamos un horno andante. Es bastante fascinante, en verdad.
-No me evadas con biología. –Exclamó, logrando que finalmente lo mirara. –Soy tu mejor amigo. Podés contar conmigo para lo que fuese. Pero si estás embarazada, prefiero que no me lo digas. –Le di una pequeña sonrisa y volví mi vista al cielo. –Hay Dios santo. –Susurró para si mismo mientras se tapaba los ojos con el brazo.
-¿Desde cuándo tan religioso? –Al menos bromear con él me despejaba un poco la mente.
-Por favor decime que me estás jodiendo… -Buscó mis ojos con desesperación, mientras yo solo sonreí para calmarlo.
-Obvio. –Soltó el aire que estaba reprimiendo y me golpeó despacio en el brazo.
-Puta. –Solté una pequeña risa. –Ahora en cerio. ¿Qué te pasa? Me doy cuenta cuando algo te molesta, y este es el caso.
-Harry, estoy irritada noventa y nueve por ciento de mi vida. Básicamente se puede decir que odio a todo el mundo menos a un par de personas. ¿Qué lo hace diferente a cualquier otro día normal?
-Que, lamentablemente, te conozco desde que naciste. Y se cuando algo te irrita más de lo usual… -Solté un suspiro y volví la vista al cielo. No quería recordarlo.
-No importa –Le respondí, nuevamente tratando de reprimir las lágrimas. Sin embargo no respondió, como esperaba que hiciera. Sin embargo, agarró mi mano y la apretó, pasándome un poco de confianza y confort. -¿Nunca te diste cuenta que de los mellizos o gemelos, siempre hay uno que no se planeó? Bueno, soy esa patética. –Dije finalmente, luego de unos minutos de silencio en el cual me debatía si hablar sobre el tema o no.
-_______, si te soy sincero, estoy bastante seguro de que ninguno de ustedes fue planeado, sin ofender. –Le siguió una pequeña risa para cortar el ambiente.
-Como sea. Vos me entendés. Es como si fuera la paleta de la familia. –Traté de buscar algún termino que se ajustara bien a la situación, pero nada parecía ser perfecto.
-¿Eh?
-Claro, boludo. Como cuando hay una pareja y está el amigo ahí re paleta.
-¿Sobrada, decís?
-Ponele. Es otra manera de decirlo… -Me sorprendía la naturalidad con la que estaba llevando la situación.
-¿Y se puede saber por qué te sentís así? –Preguntó sentándose para mirarme mejor.
-¿No es obvio? –Me senté para quedar a su altura. –A mi madre le encantaría que yo no existiera. -¿Vieron cuando dije que estaba controlando la situación bastante bien? Bueno, no. Las lágrimas que había tratado de contener todo el dia se hicieron presentes.  el d luando dije que estaba controlando la situacifue planeado, sin ofender. -Le  que no se planeía se hicieron presentes, cayendo una por una a una velocidad alta y rodando por mis mejillas hasta chocar en el pasto debajo mío. Hacía un gran esfuerzo para quitarlas rápidamente y restarle importancia.
-Eso no es cierto. –Dijo abrazándome. Aproveché la situación y apoyé mi cabeza en su hombro. –Tu madre te ama tanto como ama a Liam. –Reí secamente.
-Sabés bien que no. Pero, ¿cómo culparla? Liam es el hijo perfecto. Es inteligente, responsable, atento… Y después estoy yo. La insoportable carga que no sirve para nada.
-Hay, no. –Exclamó en un susurro. –Otra vez no. –Esperó un momento para continuar hablando. –Ya te lo dije antes, _______. Vos no sos una carga, no una molestia. Sos tan importante en la vida de tus padres como lo es Liam. Y vos sos inteligente… Y atenta. Tal vez no tanto responsable… Pero si tenés otras cualidades.
-No es como si estuviera celosa de Liam, ni nada. Pero a veces me gustaría que la poca atención que mamá nos presta no sea solo dirigida a Liam, sino que a ambos. –Esperé unos segundos para separarme de su pecho. –Como sea. Ya lo superé. –Me sequé las lágrimas y me paré.
-Típico tuyo. Fingir que no pasó nada. –Respondió imitándome.
-Es una buena táctica… Y se que a vos te agrada porque no sos la mejor persona para consolar.
-Aún así vamos a tener un día de Harry y _______ para subirte el ánimo. –Anunció con una gran sonrisa. Se que en parte estaba aliviado de que la conversación acabase. No lo había necesariamente superado, pero lo haría en el correr del día. No es como si fuera la primera vez que pasa…
-El burro por detrás. –Lo corregí, refiriéndose a que dijo su nombre antes que el mío, y eso es gramáticamente incorrecto.
-Ya se. Por eso vos estás a lo último. –Nuevamente le golpeé el brazo a tono de broma mientras arrancábamos a caminar sin rumbo alguno.
-¿A dónde vamos? –Pregunté luego de unos cinco minutos.
-¿De compras? Eso siempre te sube el ánimo… -¿¡Para qué quiero un novio si tengo a un Harry!? –Propongo que vayamos a darnos un baño y vamos para Oxford Street. ¿Te va? –Asentí con la cabeza levemente y arrancamos a trotar hasta nuestras casas.

Al cabo de diez minutos estaba entrando ya a mi casa. Traté de no pensar en nada negativo. Ya había tenido suficiente negatividad para una vida entera en tan solo un par de semanas. Prefería dejarla por ahí.

Subí a mi cuarto y fui directo a la ducha. Traté de no hacerla muy larga, porque, además de que me moría por un nuevo par de botas, si pasaba más tiempo del estrictamente necesario en la ducha iba a terminar filosofando sobre la vida, y por como va mi vida en este momento, no iba a terminar bien.

Rápidamente me lavé el pelo, y me saqué todo el sudor del cuerpo. Apenas salí de la ducha el timbre comenzó a sonar. Al principio de manera suave, pero al cabo de unos segundos de una manera insoportable y constante que me daban ganas de cortarme los tímpanos. Mierda que Harry era impaciente.

Me enrollé en una toalla y salí hasta la puerta de mi cuarto.

-¡Liam! ¿¡Podrías contestar por favor!? –Grité ya irritada con el sonido del timbre.
-¿¡Vos me estás jodiendo!? –Luego recordé. Liam está empotrado a una cama. Rodé los ojos y bajé las escaleras de mala gana, sosteniendo mi toalla con la mano derecha.
-¡Ya voy! –Gruñí mientras abría la puerta. Me sorprendí de sobremanera al descubrir que no era Harry quien se encontraba detrás del marco, sino que era Louis.

No pude ocultar mi perplejidad, y obviamente éste se dio cuenta, ya que se recostó en la puerta y pasó la vista desde mis pies a la punta de mi cabeza unas cinco veces aproximadamente. Tenía que recordar todo mi planteamiento de hoy a la madrugada. Puede que haya estado borracha, cansada, asustada, y un millón de cosas más, pero todo lo que pensé tenía sentido, aún estando sobria. Sentí la sangre subir a mis mejillas mientras me cruzaba de brazos, que aún sabiendo que no ocultaba nada, me sentía más protegida. El hecho de que él no dejara de fichar mi cuerpo únicamente cubierto por una toalla prácticamente diminuta no ayudaba en nada.

Me irritó la manera en la que me miraba, y eliminé con rapidez todo rastro de vergüenza de mi cara. Estaba a punto de insultarlo, pero luego recordé a lo que eso conlleva. Y considerando que solamente estoy usando una toalla, el resultado no era el mejor en ninguno de los casos imaginables. Luego de lo que parecieron horas, pero solo fueron simples segundos decidí intervenir. Sí dije que iba a dejar de insultarlo, pero no podía perder mi actitud, o él tendría una impresión errónea de mis intenciones.

-¿Terminaste? –Fue lo más coherente que se me ocurrió decir. No tan insultante, pero a su vez lo suficiente como para que notara que estaba molesta con su mirada sobre mi cuerpo.
-No todavía. –Respondió fijando la vista en mi pecho y dejándola ahí por unos cinco segundos, fácil. Rodé los ojos y me aparté de la puerta, rumbo a mi cuarto nuevamente, dejando que él pasara y cerrara la puerta detrás. –¡Todavía no terminé! –Exclamó cuando comencé a subir las escaleras. –Olvidalo. Seguí subiendo. Desde acá la vista es mejor. –Me quedé parada en el segundo escalón de las escaleras, repitiéndome a mí misma una y otra vez en mi mente que no tenía que insultarlo.

Lentamente volteé y bajé las escaleras y me posesioné a su lado.

-Después de ti. –Hice un ademán con la mano señalando la escalera, y le dí la sonrisa más falsa que pude haber compuesto a base de mi irritación. Él me devolvió la sonrisa y subió de dos en dos los escalones hasta que lo vi desaparecer en el cuarto de mi hermano.

Finalmente llegué a mi cuarto y comencé a peinarme. Llegué a ponerme la ropa interior y el jean cuando el timbre sonó nuevamente. Este sí debía de ser Harry. Me asomé a la puerta de mi habitación y le solicité a Louis de la manera más cordial posible que abriera la puerta por mí. Con “la manera más cordial posible” me refiero a mi propio lenguaje hacia Louis… Tomen sus propias conclusiones. Lo único que recibí en respuesta fue su negativa, y negándome a ocasionar una pelea entre ambos, decidí nuevamente bajar yo a abrir la puerta. Más vale que sea Harry, o estaría recibiendo a un completo extraño usando únicamente mi bra de la cintura para arriba.

Caminé por el pasillo y no me resistí a levantarle el dedo medio a Louis cuando pasaba frente a la habitación de Liam. Escuché su risa desde el interior, pero no me paré a discutirle, como estoy segura que esperaba que hiciera.

Abrí la puerta con un movimiento bruto dejando ver, finalmente, a mi mejor amigo. Vestía un jean negro ajustado, una remera blanca lisa, y una camisa de franela a cuadros en tonos de azul y gris. Llevaba los rulos mojados bajo su beanie, y en los pies unas converse blancas.

Abrió la boca unas tres veces, probablemente tratando de pensar con precaución lo que decir, hasta que finalmente habló.

-¿Sabes qué? Ni siquiera voy a preguntar. –Dijo mirndome ﷽﷽﷽﷽era voy a preguntar. -Dijo te tratando de pensar con precausila a cuadros en tonos de azul y gris. Llevaba los rulos mándome una última vez mientras entraba a la casa.
-Buena elección. -Respondí cerrando la puerta tras él.
-¿Te sentís mejor? –Preguntó. Asentí levemente con la cabeza brindándole una sonrisa para tranquilizarlo. -¿Y por qué aún te ves molesta?
-¡_______! –Escuché que gritaban desde arriba. -¿¡Me traés un vaso de agua!? –Lo miré con los ojos abiertos, induciéndole que esa era la razón por la cual estaba irritada.
-Mi molestia tiene nombre. –Sonreí sarcásticamente antes de girar mi cabeza hacia la escalera. -¡Vení vos a buscarla! –Le respondí a Louis girando los ojos. Sabía que no podía verme, pero ese se había convertido en mi hábito prácticamente cada vez que escuchaba una palabra salir de su boca. –Aguantá que termino de arreglarme y ya nos vamos. –Con una última sonrisa de Harry demostrando que me daba su aprobación, comencé a subir las escaleras.

Me crucé con Louis a la mitad, y siquiera volteó a mirarme. Solo siguió de largo a saludar a Harry. No puedo decir que no me sorprendió su actitud, pero aún así no lo discutí. Mejor de esta manera.

-Fin de tu narración.-

-Narra Louis.-

-¿Todo bien? –Le pregunté a Harry, llegando a su lado y porporcionándole un saludo.
-Si, ¿vos? –Me devolvió el saludo.
-Bien. –Caminamos juntos hasta la cocina. –Te enteraste que Liam está enyesado en su cuarto, ¿no? –Más vale asegurarse. Harry vive en la luna…
-Obvio, pancho. –Respondió. Le ofrecí un poco del agua que acababa de verter directo de la canilla en un vaso, la cual aceptó sin discutir.
-¿No vas a ir a verlo?
-No puedo. El castigo de su madre hacia él fue “no Harry por una semana”. –Me devolvió el vaso vacío, el cual llené de agua nuevamente.
-¿No Harry por una semana? ¡Qumo alguien por una semana? ¡Qudre hacia l acept no me sorprendié perra! ¿Cómo alguien puede aguantar una semana entera sin vos? Yo no podría.
-¡Lo sabía! Tu amor hacia mí ya no puede ocultarse más. ¡Sabía que era potencial gay! –Tomé un sorbo de agua y se lo escupí en la cara.
-No, Hazz. Vos sos gay, que es muy diferente. –Se limpió la cara mientras me decía un par de groserías. Aún así no pudo evitar reírse. –De todas maneras, ¿en cerio vas a hacerle caso a la madre de Liam? Mientras no esté podrías perfectamente estar con él.
-Lo se, pero cuando lo analicé, me dije a mí mismo que no podía hacerlo, y terminé llamándome gallina e iniciando una apuesta con mi persona. La cual voy a ganar.
-No sos más pajero porque no te dan las horas del día a vos, ¿no? –Solté con una carcajada.

Harry me proporcionó un golpe en el brazo, lo cual desencadenó una amistosa lucha libre en el medio de la cocina.

-Fin de su narración.-

-Narras tu.-

Una vez lista bajé las escaleras a toda velocidad. 

Vestía así: 



No me había dado cuenta de cuánto precisaba esta salida con mi mejor amigo. Dspejarme la mente, comprar, ser feliz…

Al bajar me encontré con Harry y Louis peleando en el piso de mi cocina. Al toque me di cuenta que era de joda, ya que ambos reían mientras rodaban por el piso.

-Consigan un cuarto. –Dije rodeándolos para llegar a un vaso de agua que había sobre la mesada. Tomé unos cuantos sorbos hasta bajarme el vaso entero. No había tomado agua desde que volví, y me estaba deshidratando. Lo llené de vuelta y volví a tomar de él.
-Contigo, cuando quieras. –Respondió el ojiazul. Simplemente giré los ojos y continué con mi actividad anterior.
-¡Hey! Esa es mi camisa. –Exclamó mi mejor amigo mirando mi vestimenta.
-Y esa es mi campera… -Notó Louis.
-Y estoy casi seguro de que la chaqueta es de Liam…
-¿Y qué? –Protesté dejando el vaso en la mesada. –Ni que fuera a cenar con Victoria Beckham. ¿Vamos? –Harry asintió mientras se volvía a poner el beanie y se despedía de Louis. –Adelantate. Le digo algo a Louis y te alcanzo. –Harry desapareció por la puerta de la cocina, dejándome a solas con Louis.
-¡Okey! –Gritó exasperado. –Pero vos pagás el motel. Bastante con que yo me encargue de los condones. –Miré hacia la mesada, donde el vaso seguía reposando en ella, y consideré los pros y los contras de partirle el vaso en la cabeza. No habían contras. Y la lista de pros llegaba hasta América. Lentamente vi como él agarraba el vaso y lo dejaba lejos de mi alcance. Di un gran suspiro y proseguí con mi punto, ignorando por completo su propuesta de sexo.
-¿Te podrías quedar con Liam en lo que estoy con Harry? –Pregunté lo más amablemente que pude. Pero no estaba de humor como para ser considerada. Solo pensaba en qué tan fuerte podría pegarle en las pelotas y salir corriendo.
-¿Y qué gano yo? –Preguntó poniendo cara de pensativo, con una mano al costado de su cara tamborileando pausadamente su cien. Luego disimuladamente vi como bajó ese mismo dedo y comenzó a tamborilear su labio. Terrible directa me manda, y ni se preocupa por ocultarlo. Giré los ojos. Ya me iba a quedar bizca de tanto hacerlo.
-La satisfacción de ayudar a una amiga necesitada.
-Ah. Hubieras empezado por ahí. Si tan necesitada estas gustoso te ayudo. –Pegué un pequeño grito de frustración.
-¿No podés actuar normal una puta vez en tu vida? En una bien te digo. Te estoy pidiendo un favor porque lo necesito, y me venís con esto. ¡Madurá! –Se que dije que iba a intentar no salirme de mis casillas cuando estuviera cerca, pero es prácticamente imposible. Él siempre busca la manera de hacerme enojar.
-Bueno, Grumpy, bajame los decibeles. Yo lo cuido.
-¡Gracias! –Exclamé aliviada y me dediqué a salir de la cocina, siendo interrumpida por una mano que se estampó en mi trasero.


¿Es que esto nunca va a cambiar? Porque no creo poder soportarlo… Tómenlo como quieran. 

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Mmmm... Qué pasará? Podrás soportar no pelear con Louis? Es obvio que no. Las cosas están en Cuánto aguantarán. Se abren las apuestas. Espero que a todas les guste este capítulo y que me perdonen por tardar. Como dije antes, estaba de viaje, y después el estudio, y después las notas, y después mi madre siendo una perra y obligándome a estudiar... No mentira. Eso último no pasó. Se lo está tomando bastante fleixible je. :)En fin, no prometo que sea así siempre. Capáz está de buen humor. Por suerte mañana es el día de la madre, y me tomé la molestia de comprarle un regalo propio para que se olvide por un momento de que soy un asco en la escuela :)

Las adoro a todas! Disfruten!

Juuuuuuuuu :)

PD: Gracias a todas las que me apoyan contra los haterssss :)